Escenas 83 a 112


ESCENA 83
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, LIVING – DÍA
Vemos a Gloria y a Xisco sentados, en sillones individuales enfrentados. Xisco puntea algo en la guitarra.


GLORIA
Tengo que ir a comprobar eso, Xisco.
Si no voy y compruebo eso
nunca podré ser de otra persona.
Nunca podré amar a otra persona.
Ni a vos ni a nadie.


No bien dijo esto experimentó una breve sacudida. Un crujido. Un desprendimiento. Como si el amor que sentía por Jaume comenzara, en el acto, a desengancharse despacito de su corazón.

Silencio.

Xisco puntea, lánguido, sus cuerdas.


GLORIA
Yo soy el problema...


XISCO
Está bien, sí.



ESCENA 84
EXTERIOR – PUERTO DE PALMA – DÍA
Gloria camina por los muelles. Se distrae mirando las embarcaciones amarradas y el movimiento de las que salen y de las que entran. El viento yodado del Mediterráneo le sopla en la cara. A Gloria le parece que le reprocha algo. Se planta súbito frente al mar.


GLORIA
(Casi grita.)
¿A vos te parece
que yo tengo la culpa?



ESCENA 85
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, LIVING – DÍA
Vemos a Xisco sentado en un sillón de tres cuerpos. Toca la guitarra. Tararea “I put a spell on you”, de la banda The Creedence. Tiene la TV encendida.



ESCENA 86
EXTERIOR – PUERTO DE PALMA – DÍA
Ahora Gloria abandona los muelles y baja hasta la playa. Camina por la arena. Busca. Busca. Busca. Busca. Un objeto, algo contundente. Encuentra: una piedra que cabe perfecta en su mano.



GLORIA
(Sigue su conversación con el mar.)
¿Te parece a vos?...
¿Qué tenés que reprocharme... eh?


Arma el movimiento como un pitcher, el lanzador de béisbol, y arroja con furia la piedra, Mediterráneo adentro. Listo: liquida su pleito con el mar. Le ha provocado una terrible herida al Mediterráneo. Y ya no tiene nada que hacer ahí.



ESCENA 87
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, LIVING – DÍA
Vemos a Xisco que ha colocado la guitarra a su lado. La abraza como se abraza a una amiga.
Xisco y su guitarra miran la TV. Están pasando un capítulo del Súper Agente 86. En la pantalla están Maxwell Smart, la 99 y Jaime, el robot que no puede llorar. Xisco tampoco puede llorar.



ESCENA 88
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, LIVING – DÍA
Vemos a Gloria y a Xisco sentados en el sillón de tres cuerpos. La guitarra está contra la pared. La TV en silencio.


GLORIA
Se me ocurre
que voy a tener que sufrir
un poco en algún momento.
Xisco acarrea con el talón un taburete. Apoya
los pies encima. Los cruza.


XISCO
Tal vez estés sufriendo
y no te das cuenta.


GLORIA
Solo quiero tener paz y amar.
Es lo mismo, claro.
¿Es demasiado anhelar eso?


XISCO
No, no es demasiado,
pero no se llega a eso
sin algún tipo de crujido
en el corazón.


GLORIA
Es curioso que digas crujidos,
justamente...


En la TV pasan imágenes de Jimi Hendrix en Mallorca. Muestran la actuación que hizo el 15 de julio del 1967 para inaugurar la Sala Sargento Pepper’s en Palma.
Xisco ve eso y retoma su vieja idea. Descruza las piernas, las recoge, orienta su cuerpo hacia Gloria.


XISCO
¿Y si nos vamos a Ibiza,
Gloria?


Gloria no dice nada. Hace un momento, estuvo a punto de decir que no sabía lo que le pasaba con Jaume. Pero de lo que sí estaba segura era...


XISCO
Vos necesitás escribir, Gloria.
Necesitás escribir para respirar.


GLORIA
Eso también es muy cierto...
me estoy...
siento como una sangría de letras,
como si me estuviera ‘desletrando’.


XISCO
Vamos a Ibiza.


Xisco abandona el extremo de sillón, disuelve en un segundo el espacio-almohadón que lo separa de Gloria, le toma las manos y las resguarda entre las suyas.


GLORIA
Sí, tal vez...
Podría ser, Xisco, podría ser.




ESCENA 89
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, DORMITORIO – DÍA
Gloria está armando su equipaje. Es evidente que no tiene apuro. Se demora una eternidad en guardar cada cosa: dobla con cuidado si es ropa, estudia al derecho y al revés si es objeto. Se ha dado cuenta, avista, que en este viaje, al final de este viaje, tampoco encontrará sosiego.
Xisco entra despacio con las manos hundidas en los bolsillos de los jeans. Se para junto a Gloria. Se miran. Xisco saca las manos de los bolsillos. No sabe qué hacer con ellas. Arquea las cejas. Gloria deja la camisa que está doblando (blanca con rayitas celestes) y lo abraza.
Están así un momento, breve, pero que quedará bien en la memoria por lo que sigue.
De repente entra una ojota por la ventana. La ojota del pie izquierdo.
La irrupción de ese OVI (Objeto Volador Identificado) ayuda a descomprimir el momento. Sonríen los dos. Gloria se dirige a la ventana y se asoma: ve a Neus que se aleja por la calle mínima, tirando medias lunas.


GLORIA
¡Chau, Neus!


Se queda un rato mirándola hasta que la esquina la disuelve.


GLORIA
Iba calzada con zapatillas.


XISCO
(Tiene la ojota en la mano.)
Es la ojota izquierda.


GLORIA
Es verdad...


XISCO
Tomalo como un regalo.
Como un regalo de despedida.


GLORIA
Sí, las ojotas izquierdas
son las que ella conserva.


Xisco deja, entre los objetos que están sobre la cama, la ojota de Neus. Hunde sus manos en los bolsillos de los jeans y sale de la habitación. Sale de escena.



ESCENA 90
INTERIOR – OFICINA CORREO Y TELECOMUNICACIONES PALMA – DÍA
Vemos a Gloria en el interior de la cabina telefónica. Con la izquierda sostiene el teléfono y con la derecha hace visera sobre su frente. Como si pretendiera guardar sus ojos de la mirada del mundo.
Del otro lado de la línea le llega un: “¡Hola, Gloria!”
Ahora veremos, alternadamente, a Gloria que habla con el Señor Dixit. La vecina de los Dixit anda por ahí.


GLORIA
¿Papá?


PADRE DE GLORIA
Sí, ¿qué pasa, hija?
¿Pasó algo?


GLORIA
Todo está bien, papá.


PADRE DE GLORIA
(Le hace señas a la vecina
para que lo deje solo.)
Decime la verdad, Gloria.


GLORIA
Escuchame, papá:
está todo bien.
Te quería decir
que voy para allá.


PADRE DE GLORIA
¿”Para allá” dónde?


GLORIA
A San Pedro,
a la Argentina.


A Gloria le llega un zumbido apagado. Como un desmoronamiento de huesos apilados en el espacio sideral.


GLORIA
Papá..., ¿estás ahí?



ESCENA 91
INTERIOR – SALÓN DE EMBARQUE PUERTO DE PALMA – DÍA
Gloria y Xisco están en el salón de embarque. Inalterables los dos. El único signo de vida que hay en este cuadro es el humo-vapor de los dos cafés.
Gloria acomoda uno de los bolsos. Ya es la segunda o tercera vez que lo hace. De la nada y como tantas otras veces:


GLORIA
Mi vida como campo de experimentación
y objeto de estudio de mí misma.


No está bueno el café del puerto. Xisco hace naufragar ahí el cigarrillo. Con el último
quejido de la brasa dice:


XISCO
¿Qué es lo que tenés que mejorar,
Gloria?
¿Qué proceso de conversión
tenés que hacer?
Sos una persona maravillosa.


GLORIA
Hay un hígado espiritual, Xisco.
El alma tiene un hígado.
A veces siento
que no estoy preparada
para procesar determinados platos
que me sirve la vida.


Silencio. Silencio. Dos segundos de silencio. Del bolsillo de su camisa Xisco saca una servilleta de papel.


XISCO
Me quedé
con una de las servilletas
voladoras de Neus.
Escribime un poema.
Dejame tu letra de recuerdo.


Gloria agarra el papel que le tiende Xisco. Y escribe. Y se lo entrega. Debe tratarse de un micropoema a juzgar con la rapidez con que regresa la servilleta voladora a las manos de Xisco. Él lee. Gloria ha escrito: “Un poema”.


GLORIA
No puedo escribirte nada
en este estado,
Francisco.


A Xisco lo impacta escuchar su nombre. Su nombre completo. De los labios de Gloria lo impacta. Claro. Solo al principio le había dicho “Francisco”. Luego fue toda intimidad: fue “Xisco”. Y ahora... “Francisco”. Es todo un título para cerrar el capítulo.
Xisco comienza a armar un barquito con la servilleta-poema. Listo.


XISCO
¿Lo echamos al Mediterráneo?


Gloria lo toma entre sus manos. Lo acuna entre sus manos. Le ofrece un cauce sin agua, sin viento. Pero así no es la vida, Gloria. Así no es la vida, Xisco.


GLORIA
Imposible, Xisco,
tiene destino de naufragio.
Se lo devuelve.


GLORIA
Conservalo como recuerdo.



ESCENA 92
INTERIOR – SALÓN DE EMBARQUE PUERTO DE PALMA – DÍA
Xisco y Gloria caminan hacia el pasillo de embarque. Gloria se lleva la mano a la altura del corazón. Tal vez a la altura del bolsillo interior de su chaqueta.



GLORIA
Me quedé sin cigarrillos...
Xisco le da el paquete de Gauloises.



ESCENA 93
EXTERIOR – DÁRSENA PUERTO DE PALMA – DÍA
Vemos el barco en el que Gloria viajará hasta Barcelona. De ahí irá a Madrid en avión, para embarcarse luego en el vuelo hacia la Argentina. Xisco está parado junto a una de las bitas enormes que sujetan el buque.


XISCO
(Para él mismo.)
No te vayas.


Un marinero le pide que se ubique detrás de las vallas de protección. Ahora ha quedado a unos treinta metros del buque. Si Gloria sale a cubierta, tendrá que alzar la voz para despedirse. Cero intimidad.


XISCO
(Para él mismo.)
La separación y la distancia,
cuando hay amor entre dos,
es un calvario, Gloria.
Pero cuando hay amor de un solo lado
es terriblemente peor.


Gloria se asoma a cubierta. Se ha puesto un pañuelo en la cabeza (a la manera gitana), como si pensara hacer todo el trayecto por el Mediterráneo a corazón abierto.
Gloria lo saluda con la mano y también debe sentir que la distancia que los separaes mucha.


GLORIA
¡Saludos a Neus!


No es una despedida soñada. Tal vez pensaron que podrían llegar a rozarse los dedos a último momento. Pero no. No es una despedida soñada.
Ya han soltado amarras y la sirena del barco ha doblado a despedida.


XISCO
¡Esta es tu casa, Gloria!


El barco se mueve y Xisco comienza a andar lento también por la dársena.


XISCO
¡Acá está tu casa!


Lo dice abarcando toda la ciudad de Palma con el arco abierto de su brazo.


XISCO
¡Gloria..., acá está tu casa!


Lo repite, pero está vez llevando su mano al pecho. Haciendo retumbar su mano abierta en el pecho.



ESCENA 94
EXTERIOR – CUBIERTA DEL BARCO – DÍA
Gloria está apoyada contra las barandas. Permanece en la misma posición de las anclas
levadas. No a la vista la costa de Mallorca, no a la vista la costa de Barcelona. Nada de nada. Solo todo Mediterráneo.
Ahora Gloria se quita el pañuelo, despacio, equilibrada como una sacerdotisa. El viento le desordena el cabello. Va y viene delante de su cara. Gloria lo sujeta. Lo tiene así un momento, ofrece su cara lavada al Mediterráneo. Un pequeñísimo tirón y consigue uno de sus cabellos. Lo estudia dos o tres segundos y luego lo incorpora al aire.


GLORIA
Perdón, mar.


Ahora camina en dirección a la proa del barco.


GLORIA
Siempre adelante, Gloria.
Siempre.



ESCENA 95
EXTERIOR – VEREDA – DÍA
Vemos al padre de Gloria caminando por la vereda del sol. Lleva en una de sus manos una hoja de eucalipto. Cada tanto acerca esa fragancia a la nariz. Se detiene frente a una casa que se destaca del resto por su magnificencia.



ESCENA 96
INTERIOR – CASA DE JAUME – DÍA
Están el señor Dixit y Jaume sentados en amplios sillones.


PADRE DE GLORIA
Viene Gloria.


JAUME
Lo sé:
todo el mundo habla de eso.


PADRE DE GLORIA
¿Hay alguna posibilidad
de que no se entere de lo tuyo?


JAUME
Sí,
tal vez si me quedo en mi casa...


PADRE DE GLORIA
No no, sería peor.
Se notaría demasiado tu ausencia.


JAUME
¿Hay muchos invitados a la fiesta?


PADRE DE GLORIA
Todo el barrio y un poco más.


JAUME
Es posible que, entre tanta gente,
consiga disimular mi estado.





ESCENA 97
EXTERIOR – ESTACIÓN DEL FERROCARRIL – DÍA
Todo el barrio puesto en el andén Buenos Aires-Rosario. El tren está a punto de llegar. Todas las miradas están jugadas en el paralelo férreo que se pierde en el horizonte.
Es el jefe quien trae la noticia. Da un tirón hacia abajo al chaleco, que resiste como puede de tan apretado que está. Los botones, estoicos y grises, prometen sostener la posición hasta el final de la ceremonia.


JEFE DE LA ESTACIÓN
Acaba de pasar por Río Tala:
ya la tenemos en casa.


Los padres de Gloria van y vienen por el andén restregándose las manos. Parecen dos hormigas a las que le han pateado el hormiguero.


PADRE DE GLORIA
¡Estoy tan contento!


MADRE DE GLORIA
(Tomándole las manos a su esposo.)
¡Sí!


PADRE DE GLORIA
Dios quiera que salga todo bien.


MADRE DE GLORIA
¿Y cómo no va a querer Dios
que salga todo bien?


PADRE DE GLORIA
Sucede que... es que anoche soñé
que la traían en un coche negro...


MADRE DE GLORIA
¡Ay!...,
¿por qué no me lo dijiste antes, Dixit?





ESCENA 98
EXTERIOR – ESTACIÓN DEL FERROCARRIL – DÍA
El tren está a treinta metros. Todos los cuellos todos en busca de la Gloria. Los pasajeros que no bajan en San Pedro pegan la frente en las ventanillas.
Los pasajeros van descendiendo. El jefe de la estación, encargado de la bienvenida, se mezcla entre lo que bajan.


JEFE DE LA ESTACIÓN
Correte, che...


Y los va apartando sin modales.


JEFE DE LA ESTACIÓN
¿Dónde está la Gloria?


Un pasajero duda un instante y luego apunta con el índice hacia el cielo.


JEFE DE LA ESTACIÓN
Pero... ¡dejá pasar, che!


Se va despejando el andén de pasajeros.


JEFE DE LA ESTACIÓN
(Dirigiéndose a los vecinos.)
Es tan modesta
que quedó para lo último.


El tren hace sonar su silbato. El señor Dixit, ido, corre hasta la locomotora.


PADRE DE GLORIA
¡Falta mi hija!


MAQUINISTA
¿Qué?


PADRE DE GLORIA
¡Espere, mi hija no bajó!


MAQUINISTA
(Sacando la cabeza por la ventanilla.)
El guarda me hace señas
para que arranque.


PADRE DE GLORIA
¡No no! Espere... debe...
deber estar atándose
los cordones de las zapatillas...
o las medias...
se le caen las medias a ella, ¿sabe?


MAQUINISTA
Lo lamento mucho.
Tengo que irme,
es la primera vez, en años,
que ando a horario.



ESCENA 99
EXTERIOR – CASA DE LOS DIXIT – DÍA
El señor Dixit está sentado en la vereda con la silla orientada hacia la estación. Se oye perfecto el barullo de los pájaros. Se levanta, agarra la silla por el respaldo y, arrastrándola por las patas traseras, se encamina hacia la casa. Llega a la puerta y dice:


PADRE DE GLORIA
¿Hay novedades?


MADRE DE GLORIA
¿Y cómo te parece
que pueda yo obtenerlas?


PADRE DE GLORIA
Claro, sí...
¿En la radio no dicen nada?


MADRE DE GLORIA
Escuchame,
¿por qué no dejás afuera la silla?
Con que arrastres el ánimo
ya está bien.
La vas a gastar
de tanto ir y venir.



ESCENA 100
EXTERIOR – CASA DE LOS DIXIT – DÍA (LAS 16.00)
El padre de Gloria en su silla mirando al sudeste. Su esposa se asoma por la puerta de calle:


MADRE DE GLORIA
¡A tomar la leche!


Él dice “No”. Con el dedo índice lo dice. Parece que tiene la voluntad colocada fuera de él, en otro sitio.




ESCENA 101
EXTERIOR – CASA DE LOS DIXIT – TARDECITA
Sigue el padre de Gloria sentado en la silla. Ahora no cantan los pájaros; se oyen sí, algunos grillos. Por el horizonte se asoma la luna, con el color del sol.
Ronca, no muy lejos, el ruido de un motor. Dixit alerta sus orejas, en realidad lo que se ve es que abre los ojos. Ojos atentos. Detecta que ese motor, es decir, ese vehículo no pertenece al pueblo.


PADRE DE GLORIA
(En voz baja y sin atreverse a mirar.)
Que no sea un coche negro,
que no sea un coche negro.




ESCENA 102
EXTERIOR – CASA DE LOS DIXIT – TARDECITA
Es negro como un presagio. El auto. Y a juzgar por la mirada de Dixit...
Tiene chofer como si fuese un taxi, pero no tiene la capota amarilla. Como el ala de un pájaro, se despereza la puerta trasera. Dos pies se apoyan en el pavimento. El padre de Gloria achica los ojos. Otea. Ahora vemos en toda su vertical al pasajero. Se levanta las medias, flojas de elásticos.


PADRE DE GLORIA
(Se incorpora de un salto.
Tumba la silla.)
¡No es pasajero...,
no es pasajero!


El chofer también baja y comienza a ayudar con
el equipaje. Dixit se lanza a toda carrera.


GLORIA
¡Papá!


El señor Dixit está tan atontado que abraza al chofer. Lo besa en las mejillas. Lo besa como si el chofer le hubiese devuelto la vida a su hija. Como si le hubiese devuelto a sus vidas su hija.
Y ahora sí abrazo con Gloria. Interminable, si no fuera que la señora Dixit, atraída por el alboroto de su esposo, rompe el abrazo de dos para construirlo de tres.
Después de un momento de estar así, como en un minúsculo scrum, la madre de Gloria dice:


MADRE DE GLORIA
Soltala un poco, Dixit:
la quiero abrazar yo sola.


PADRE DE GLORIA
¡Pero si yo no la abracé nada!


Sin embargo suelta y las deja hacer. Madre, hija: vuestro turno. Dixit se dirige al chofer.


PADRE DE GLORIA
(Lo toma por los hombros
y lo zamarrea con entusiasmo.)
Quédese:
mañana habrá una gran fiesta acá.




ESCENA 103
INTERIOR – CASA DE LOS DIXIT, HABITACIÓN DE GLORIA – TARDECITA
Gloria viene subiendo las escaleras. Sus padres la siguen de atrás con el equipaje. No los vemos aún, solo escuchamos las pisadas pesadas en los escalones de madera. Ahora la voz de Gloria que dice:


GLORIA
(En off.)
... y se retrasó el vuelo.


Ahora la vemos entrar a ella seguida de sus padres. Acomodan los bolsos sobre la cama, en el suelo y sobre una silla.
El señor Dixit está radiante.


GLORIA
Había olvidado
la frecuencia de los trenes.
Quiero decir,
no podía esperar el tren de mañana.


Su padre se ha quedado parado frente a ella. Radiante. Gloria sonríe. Le da un abrazo.


GLORIA
Parecés un nene.


PADRE DE GLORIA
Sí.


Desarman el abrazo.


GLORIA
(Mirando la habitación.)
Gracias mamá, está muy linda.


Un cacharrito de arcilla (hecho a los siete años por Gloria) contiene un manojo de lirios del campo. La muñeca, su muñeca, flaca y alta, sentada en la cama. Portarretratos nuevos: Gloria en una hamaca, las suelas de las zapatillas grandes casi en primer plano. Otro: Teresa y Gloria exhibiendo ante la cámara los relojitos de arena. Es ahí, justo en esa mirada de Gloria a la foto, que la madre se da cuenta:


MADRE DE GLORIA
(La toma por las mejillas.)
¿Qué te pasó en el ojo?


PADRE DE GLORIA
(Casi se le mete adentro del ojo.)
¿Qué?... ¿Qué te pasó?


La madre se retira un poco para ver mejor.


GLORIA
Tuve un pequeño incidente.
En Alemania.


PADRE DE GLORIA
¿Cuándo fuiste a Alemania?
¿Por qué no nos dijiste?


GLORIA
Estuve en tanto lados, papá...



MADRE DE GLORIA
¿Y estás bien ahora?


GLORIA
Sí sí: bien.
(Mira otra vez la foto.)
En realidad fue un...
(Agarra el portarretrato
para ver mejor la foto.)
Ahí perdí también
mi relojito de arena.


El señor Dixit la abraza con el derecho por los hombros y la atrae hacia sí.


PADRE DE GLORIA
Yo te voy a conseguir otro.


Sigue radiante. Está tan feliz, pero Gloria debe decírselo. Debe ser honesta con él.


GLORIA
Papi, no te creas
que me quedaré definitivamente.


PADRE DE GLORIA
Está bien lo que digas, hija.
Dejame disfrutar ahora lo...


De repente se escucha en el jardín de abajo el grito de un vecino:


VECINO
(En off.)
¡Volvió la hija del Flaco Dixit!


El señor Dixit se asoma a la ventana:


PADRE DE GLORIA
¡Corré la voz!
¡Mañana a la noche gran fiesta!


Se escucha en off y cada vez más apagado:


VECINO
(En off.)
¡Volvió la Gloria!...
¡Volvió la hija del Flaco Dixit!


El señor Dixit regresa exultante al centro de la habitación.


GLORIA
(Se dirige a los dos.)
Tengo algo que decirles.


MADRE DE GLORIA
Esperá.
Se sienta en la cama y agarra la muñeca.


MADRE DE GLORIA
Dale.


GLORIA
Miren,
yo no me voy a quedar mucho tiempo.
Yo necesité regresar a casa
para reunir una a una mis partes y.


MADRE DE GLORIA
Está bien, hija, sí.


GLORIA
Pero también vine
porque quiero verlo a Jaume.


El señor Dixit se restriega las manos. Mira a su esposa.


GLORIA
Díganme ‘ya’ qué le pasó a Jaume.


PADRE DE GLORIA
Ya que te sentaste,
contale vos.


Y, prácticamente, se zambulle de cabeza en el hueco de la escalera.


MADRE DE GLORIA
(Juntando las manos
como para una oración.)
Aaayyyyyy... Hija... hija.



ESCENA 104
INTERIOR – CASA DE LOS DIXIT, COCINA – NOCHE
La señora Dixit lava la vajilla. El señor Dixit seca. Gloria está arriba, en su habitación. Hablan en voz baja los esposos.


PADRE DE GLORIA
Qué lindo es secar tres platos.


MADRE DE GLORIA
Nos iluminó la casa.


PADRE DE GLORIA
Sí.


Apila los platos sobre la mesa.


PADRE DE GLORIA
¿Le contaste?


MADRE DE GLORIA
Sí, le dije algo.


Sacude los cubiertos lavados en la pileta y se los da a su esposo.


MADRE DE GLORIA
Le dije que tuvo un accidente...
que le cayó aceite hirviendo
en la cara.


PADRE DE GLORIA
Está bien.
Así el impacto no será tan fuerte.


MADRE DE GLORIA
Me dijo: “¿Qué tipo de aceite?”
Y yo no sabía si decirle
que era de un motor caliente
o de papas fritas.


PADRE DE GLORIA
¿Y qué le dijiste?


MADRE DE GLORIA
Elegí la versión romántica.
(Le alcanza el último trasto.)
Quería ir a verlo enseguida.
Le dije que no estaba,
que había viajado a la Capital,
pero que seguro lo vería mañana
en la fiesta.


PADRE DE GLORIA
(Mira la punta de los zapatos
goteados por la olla.)
¿Cómo lo tomó?


MADRE DE GLORIA
¿Cómo te parece que lo tomó?
Aunque falta lo peor.
Me da mucha pena todo esto,
Dixit.



ESCENA 105
INTERIOR – CASA DIXIT, HABITACIÓN DE GLORIA – NOCHE
Gloria recorre la habitación con sus dedos: muebles, paredes, libros, adornos. Es de una suavidad tal lo que hace que parece que estuviera, con las yemas, desarmando gotitas de agua.
Cada tanto disuelve sus propias lágrimas con la falange proximal y medial del dedo índice. Índice derecho o izquierdo según de qué ojo se avenga a derrumbar la lágrima.
Abre el ropero. Visita las prendas una a una, como una concertista de piano que templa dedos y teclas.
Encuentra ahí colgada, en una percha infantil, su camperita roja. La descuelga. Lleva el tejido a su nariz y a sus labios.
Inspira. Aspira. Suspira.


GLORIA
Mmmmmmm...
(En voz baja.)
Esta es la niñez.




ESCENA 106
INTERIOR – CASA DIXIT, PASILLO PRIMER PISO – DÍA
Vemos a Gloria que abre la puerta de su habitación. Sale. No ha dormido bien, entre otras cuestiones porque, en su cuerpo, aún tiene adheridos los relojes de España.
Siente frío, se levanta el cuello del cardigan de lana. Lleva puestas unas medias tejidas por su madre. Tejidas no bien supo que venía para la Argentina. Tienen un delicioso olor a lana nueva. El cardigan es gris y lo compró en California en el sesenta y seis. Lo enamoró que tuviera una ‘J’ de paño a la altura del corazón.
Cierra despacio la puerta.
Camina sobre el piso de madera, atenta a los ruidos de la planta baja. No quiere llamar la atención, el momento que sigue lo quiere/necesita solo para ella. Se detiene frente a la habitación de Teresa. Siente un irrefrenable deseo de arrodillarse y persignarse antes de entrar. Lo domina. Hace girar el picaporte. La cerradura le entrega un clic limpio y seco. Evidentemente, piensa Gloria, papá mantiene con vida también esta habitación. Abre la puerta. Una abertura mínima que le permita ingresar sin afectar el clima recoleto. Entra. Cierra.




ESCENA 107
INTERIOR – CASA DIXIT, COCINA – DÍA
Gloria baja por la escalera. Su madre, que está en la mesa limpiando berro, la saluda con la mano. No dice: “Buen día”, hay en la casa un aura de emoción que mengua las palabras. Por eso saluda agitando la mano cortito.


MADRE DE GLORIA
Vení,
vamos a limpiar berro
y a charlar.


Gloria va hasta su madre y le planta dos besos: uno en cada mejilla.


GLORIA
Linda.


Se sientan en torno a la mesa. Sonríen.


GLORIA
Me acuerdo un día que me porté mal
y papá me puso a limpiar berro.


MADRE DE GLORIA
Sí, pensaba que tendrías
suficiente tiempo para meditar.


GLORIA
¡Me daba más rabia!


Ríen las dos. Se observan con cierto pudor. Transcurrieron dos años sin verse.


MADRE DE GLORIA
¿Viste que al final
no queda casi nada?


Gloria no entiende la pregunta.


GLORIA
No entiendo.


MADRE DE GLORIA
Del berro,
¡cuánto desperdicio
de tallitos y tronquitos!


GLORIA
Ah, sí.


La señora Dixit reúne un manojo de tallos y tronquitos y los arroja en el tacho de la basura, que tiene junto a la pata de la mesa.


GLORIA
Mamá.


MADRE DE GLORIA
Mmmmmsí.


GLORIA
Jaume,
¿habrá llegado a San Pedro?


MADRE DE GLORIA
(Se apresura a contestar.)
No, no creo.



GLORIA
Tengo muchas ganas de verlo.


MADRE DE GLORIA
Sí, me imagino, mi amor,
me imagino.


Deja de limpiar berro y le agarra las manos a Gloria. Se quedan así un momento. Suelta la madre.


MADRE DE GLORIA
(Sonriendo.)
Te dejé mi berro en tus manos.


GLORIA
(También sonríe.)
Me hiciste acordar a Teresa.


MADRE DE GLORIA
¿Sí?, ¿por qué?


GLORIA
Tenía esas expresiones.
Era tan graciosa.


Silencio por favor. Solo un minuto.


GLORIA
Vos, mamá... vos...
¿Cómo fue
qué eligieron mi nombre?


La señora Dixit se recompone. Se anima. Se siente más segura con este tema.


MADRE DE GLORIA
En realidad,
tu hermanita nació primero.
Le pusimos Gloria
porque nos gustaba más ese nombre.
Vos ibas a ser Juana.


Y le abre una sonrisa amplia. Pura, que no calcula lo dicho. Se levanta, se ubica detrás de la silla de Gloria, la abriga con los brazos y la besa en la cabeza.


GLORIA
Como cuando era chica
y estaba triste.


MADRE DE GLORIA
Estoy tan feliz
de que hayas venido.


Regresa a su sitio la madre. Siguen con su tarea de limpiar berro.
La cámara se queda con los ojos de Gloria. Hacen un esfuerzo esos ojos para no mudar de estado. Para no pasar, esos ojos, de sólido a líquido.
Corte. Fundido en negro.



ESCENA 108
EXTERIOR – FRENTE DEL GALPÓN – NOCHE
Se oye música de fondo. Gloria está junto al portón recibiendo a los invitados. Se ha puesto sobre los hombros la camperita roja. Cuando su madre le preguntó el porqué de esa decisión ella dijo: “Para cubrirme del sereno
y de la realidad”. La señora Dixit estaba ocupada con la vajilla como para sondear ‘ya’ la profundidad de la frase de su hija. Habría tiempo.
Vemos grupos de gente que van entrando en el galpón. Conversan animados y tranquilos. El ingreso se hace lento. Aquella señora, que en las primeras escenas le preguntó a la niña Gloria a dónde iba un día feriado, se le acerca y la toma por los brazos.


SEÑORA
¿Te acordás de mí?


GLORIA
Sí, claro que sí.


Se da cuenta Gloria de que no es todo lo cordial que requiere el momento. No encuentra a Jaume y siente un ahogo entrecortado que la inquieta. Se pregunta si el asma ha decidido frecuentarla nuevamente.
Jaume. Quiere verlo de una vez y decirle que no importa si tiene la cara quemada. No importa nada eso, ella quiere hablar con él, no con su cara quemada. ¿O tendría que hablar con esos dos Jaumes? ¿Es un nuevo Jaume? ¿Será? ¡Dios!, ¡cómo iba de banquina en banquina con su estado de ánimo!
Ahora sí. Ahora sí lo ve. Tal vez se apiadó de ella. O se apiadó de él mismo y pudo salirse del cerco. Jaume ha hecho el movimiento imperceptible, pero necesario para que ella lo encuentre.
Gloria alza la mano. La agita. Saluda. ¿Por qué, de repente, retrae la mano? No alcanza a verle completamente la cara. ¿Estará desfigurado? Jaume dice algo a alguien y se
desprende de su grupo. Camina hacia Gloria. ¿Cuántos años, Jaume? ¿Cuántos años, Gloria? Se vieron por última vez en el sesenta y seis. Son solo dos años. Tu cara Jaume. Tu rostro desfigurado. ¿Qué voy a hacer con él?


GLORIA
(Con alegría incontenible.)
Estás bien... Tu cara...


Y le pasa el dorso de la mano por la mejilla. Pero él está esquivo.


GLORIA
¿Recordás mi mano, Jaume?
¿Recordás mi forma de acariciar?


Y ahora lo abraza. Se tiene que poner en puntas de pie Gloria para poder abarcarlo. Es una muy bella imagen. Sensual. Por eso él se apura a desarmarla.


GLORIA
¡Estás muy bien!


JAUME
Sí, gracias.


GLORIA
A ver... date vuelta.


JAUME
(Gira. Sonríe.)
Qué pasa.


GLORIA
¿No te cayó aceite hirviendo a vos?


JAUME
¿Qué?


GLORIA
¿Tuviste algún accidente o algo?


JAUME
(Riéndose.)
¡No!


Y ahí se queda sin palabras Jaume, como si lamentara algo.


JAUME
Te queda linda la camperita.


GLORIA
Sí, tiene el olor de la niñez.
Me encanta.


JAUME
Dentro de poco es tu cumpleaños.


GLORIA
Es cierto.


Gloria se lleva una de las mangas de la camperita a la nariz. Inspira.


GLORIA
¿Me vas a regalar algo?


JAUME
Sí. Escribí una.


Interrumpe Gloria. Hubiera sido muy bueno escuchar lo que iba a decir Jaume.


GLORIA
¿Vamos a caminar?
Tengo algo que decirte.


Él mira alrededor.


GLORIA
¿Pasa algo?


JAUME
Hablemos acá.


GLORIA
No, no podemos hablar acá.
¿Qué te pasa, Jaume?
Nadie quiere decirme qué te pasa.


JAUME
¿Tus padres no te dijeron nada?


GLORIA
Estás tan lindo.


JAUME
No sigas, Gloria, por favor.


GLORIA
¿Por qué?



JAUME
Porque no podés decirme eso.


GLORIA
(Entre sorprendida e irónica.)
Ah, bueno. Perdón.


Un niño, de un año aproximadamente, se acerca gracioso y a su ritmo.


GLORIA
Qué hermoso bebé.


JAUME
Sí.


GLORIA
¿Te acordás
cuando se nos agregó aquel perrito?


JAUME
Me acuerdo, sí.


GLORIA
Mirá si se nos agrega
este hermoso bebé.


NIÑO
Upa.


Le agarra la mano a Jaume.


NIÑO
Upa.



Jaume lo alza.


JAUME
Les dije a tus padres
que te avisaran.


GLORIA
¿Qué tenías un hijo?


JAUME
No solo eso.


El bebé la señala a Gloria.


JAUME
(A su hijo.)
Ella se llama Gloria.


GLORIA
Nadie quiso decirme nada.


JAUME
Como si se tratase
de una mala noticia.


GLORIA
Lo es.


JAUME
Siempre me asombró
la libertad con que te moviste.
Te lo dije un día.


GLORIA
Sí.


JAUME
Es muy bueno ser libre.
Tiene un costo y un precio.
Pero debés estar feliz con tu libertad.


Le limpia la nariz a su hijo.


JAUME
Tengo que volver.


GLORIA
Sí sí, andá.
Tu esposa te espera.


JAUME
No seas así, no te hieras.
No me hieras.
Gloria: yo no me fui,
vos me dejaste ir.


GLORIA
Esperá. Estás muy lindo:
te sienta muy bien
la paternidad.


JAUME
Gracias.


GLORIA
Esperá.
No es libertad, Jaume.
Yo no salgo de la vida de las personas
porque soy libre. No.
(Acomoda el cabello del niño.)
No es por eso.


JAUME
Me tengo que ir, Gloria.


GLORIA
Yo no sé muy bien el motivo
por el cual salgo
de la vida de las personas.


JAUME
Está bien, por favor
no me expliques nada ahora.


GLORIA
No bien lo sepa,
quiero decir,
no bien sepa el motivo
por el cuál corro tanto,
vas a ser el primero en saberlo.




ESCENA 109
INTERIOR – GALPÓN DE LA FIESTA – NOCHE
Los invitados van ocupando sus asientos. Es una fiesta: la gente lo ha decidido así. Hay un cartel que dice:
“La Gloria nos representa en el mundo”.
Gloria entra en el salón y todos comienzan a aplaudir. No sabe qué hacer con esos aplausos. La señora Dixit, visiblemente conmovida, abandona por un momento las instrucciones para los mozos y sale en su rescate.


MADRE DE GLORIA
¿Estás bien, hija?


GLORIA
Sí.


De una de las fuentes, la señora Dixit pincha un trocito de lechón.


MADRE DE GLORIA
Probá.


Hablar de cualquier cosa, sin profundidad, para traerla otra vez a la superficie.


MADRE DE GLORIA
¿Lo hacen tan rico allá?


GLORIA
No tan, mami.


La señora Dixit le quita maternalmente (¡cómo no!) el tenedor y lo deja en la fuente.


MADRE DE GLORIA
(La toma de la mano.)
Vení.


Mientras caminan alrededor del galpón van saludando cordialmente a los invitados con suaves inclinaciones de cabeza.


MADRE DE GLORIA
Nos han pasado cosas
y las hemos superado, ¿no?



GLORIA
Sí.


MADRE DE GLORIA
Así me gusta, chiquita.
Así me gusta.
Jaume fue tu amor de la niñez
y de la adolescencia.
Eran tan graciosos los dos.
Vos un terremoto y...


Un muchacho de unos quince años se levanta de su silla y se acerca a Gloria.


MUCHACHO
Gloria...,
sos nuestra inspiración.
Nuestro faro.
Nosotros
(señala a sus amigos)
queremos hablar con vos.


GLORIA
Sí, claro.


La madre del muchacho también deja la mesa:


MADRE
Camine para allá
que se le enfría la comida.


MUCHACHO
Pero si el lechón está frío.


MADRE
No importa: vaya igual.
(Dirigiéndose a Gloria.)
Perdonalo, Gloria,
es un chiquilín.


GLORIA
No, está bien.
(Al muchacho y a sus amigos.)
Mañana nos juntamos
para hablar, ¿sí?


El muchacho y sus amigos hacen gestos afirmativos con las manos.


MADRE DE GLORIA
¿Una vueltita más y nos sentamos?


Gloria, con su brazo, rodea por la cintura a su madre.


GLORIA
Apenas puedo llevarme a mí misma,
mamá.
¿Cómo puedo ser inspiración
para otros?


MADRE DE GLORIA
No sé, linda.


Agradecen la atención de un vecino que le entrega dos jazmines a Gloria.


MADRE DE GLORIA
Un amor en la adolescencia
es un recuerdo maravilloso.
Un trampolín a todos
los amores que vienen
y vendrán después,
pero no se vuelve a él.


Gloria se estremece. Experimenta un déjà vu.


MADRE DE GLORIA
Quedará la marca en la piel,
pero no dolerá.
Yo te lo aseguro, mi amor.


Gloria toma a su madre por las mejillas. Le besa la frente.


GLORIA
Mamá.



ESCENA 110
INTERIOR – GALPÓN DE LA FIESTA – NOCHE
La idea de recorrer cada una de las mesas para obtener fotos grupales fue del señor Dixit.
Le había dicho a su esposa:


PADRE DE GLORIA
En cualquier momento
se nos va otra vez.
Quiero tener
muchas fotos de mi hija.
Mil fotos quiero tener.


Y ahí van ahora los tres, lo que queda de la familia Dixit (tres de cinco), estampando sus auras en la película del fotógrafo.


MADRE DE GLORIA
No sos el protagonista, Dixit.


PADRE DE GLORIA
Solo estoy besando a mi hija.


MADRE DE GLORIA
Entonces no mires la cámara.


PADRE DE GLORIA
(Mirando la cámara.)
Celosa.


El niño de la casa, que tiene teléfono, le entrega un sobre a Gloria.


GLORIA
Gracias, ¿qué es esto?


NIÑO
Al oído.


GLORIA
¿Qué?


NIÑO
Al oído te digo
quién te lo manda.


Gloria baja hasta los labios del niño. El niño pronuncia un nombre. Gloria siente un ligero estremecimiento. Disimula. Tiene que hacerlo.


GLORIA
(Le acaricia la cabeza.)
Gracias.


NIÑO
Me encanta hacer mandados,
¿no quiere que le haga uno?


GLORIA
Gracias, más tarde tal vez.


Gloria introduce el sobre en el bolsillo interior de su campera de jean.


MADRE DE GLORIA
¿Qué es? ¿Te lo envía Jaume?


Un mozo anuncia:


MOZO
¡La ensalada de frutas!


Este aviso libera a Gloria de una respuesta.



ESCENA 111
INTERIOR – GALPÓN DE LA FIESTA – NOCHE
Algunos bailan sin música. Otros practican el escanciado con sidra: ebrios, se chorrean antebrazos y manos.
Un grupito de jóvenes interpreta Let’s Twist Again. Los muchachitos admiradores de Gloria levantan una nube de tosca bailando.
La cámara nos muestra ahora a la familia Dixit en pleno.


PADRE DE GLORIA
Tengo algo para vos,
Princesa.


GLORIA
Qué es.


PADRE DE GLORIA
Adiviná.


Dixit busca algo en el bolsillo interior de su chaqueta. No espera a que Gloria adivine, está más ansioso que ella.


PADRE DE GLORIA
Tomá,
seguro que quería
que vos lo tuvieras.


Lo primero que ve Gloria (la ensarta como una flecha en pleno esternón) es la ‘T’, pequeña, pintada con esmalte para uñas, color carmesí. Ahora se abre a la totalidad del relojito de arena, hermano de aquel que quedó en Alemania. Que quedó solo y espera.



ESCENA 112
EXTERIOR – CASA DE LOS DIXIT, HUERTA – NOCHE
“Voy a fumar”, dijo Gloria a sus padres para poder estar un momento sola. Palpa el sobre que aún permanece intacto en el interior de su campera de jean.
Se ubica debajo de un farol. Ahí nomás se encuentra el pequeño monte de cítricos donde se pasaban las tardes con Teresa. Le llegan olas con crestas de aroma naranja.
El sobre, tibio, no solo contiene un mensaje, detecta ahí con sus dedos pequeños un objeto.
Abre el sobre. El objeto resultó ser... Primero leamos el contenido de la nota:


“Cuando supe que regresabas a la Argentina tuve que guardarte en algún lado. Te guardé en mi corazón. Pero comenzaste a llenarme de tal manera, Gloria Dixit, que me estás rebalsando. Y ahora... ahora ando derramándote por toda la casa.
Este anillo, querida y entrañable Gloria, te lo iba a regalar el 9 de julio de 1966 (fijate, la fecha está grabada). Lo tenía preparado para dártelo justo ese día. Pero vos pensaste que sería bueno viajar a los Estados Unidos para pasar tu cumpleaños allá y desde ahí empezar a peregrinar por el mundo.
Y yo, yo me quedé sin vos y con tu anillo que no pudo llegar a ser alianza”.


Gloria vuelve a plegar la nota en dos. Se prueba el anillo en el anular. Presenta su mano ante sus ojos. Ahora bajo la luz del farol. Se lo quita con recogimiento y lo entrega a la palma de la mano. Guarda nota y anillo en el sobre y lo vuelve a acurrucar en el bolsillo de su campera.
Camina hacia la primera fila de árboles de naranjas.


GLORIA
(Para ella misma.)
Para empezar tendría que ir viendo
de recuperar mi nombre...
¿Soy Gloria o Juana?


Ahora se detiene frente a una de las plantas.



GLORIA
Yo te conozco.
Escuchame lo que te voy decir:
a pesar de que a mí me gusta rodar,
vos no te muevas de acá.
Yo necesito que algo,
algo de mi pasado se quede quieto.


Del bolsillo de la camisa extrae el paquete de Gauloises que le había dado Xisco. El último cigarrillo. Lo enciende. No sabe bien por qué, pero extraña a Xisco. Sabe que no es amor. No lo fue cuando estaba con él, no tiene por qué serlo ahora. El último Gauloises. Aroma de Xisco. Se acuerda de él. De Neus. Expulsa una bocanada de humo francés.


GLORIA
Con razón estaba tan lindo Jaume.
Le sienta muy bien la paternidad.
Y yo estoy bien,
milagrosamente,
estoy bien.


Hace frío. Pasa un avión en el cielo claveteado de estrellas. Altísimo. Avanza lento enviando sus guiños y señales hacia la tierra.
Gloria introduce el pulgar en la boca, solo la punta. Ahora lo saca y lo levanta como quien comprueba la dirección del viento. No es viento, es una ligera brisa que se mueve en dirección sudoeste.


GLORIA
Muy bien.
Los vientos indican sudoeste.


Con la frente alta y mirando hacia el noreste, comienza a caminar.



Fin

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