Escenas 56 a 82



ESCENA 56
EXTERIOR – BAR – DÍA
Xisco y Gloria están en la terraza del bar tomando cerveza Mahou. En la mesa hay una cazuela completa de maní con cáscara.


GLORIA
No pude decirle mucho.


Una niña, en realidad adolescente (se llama Neus), llega caminando etérea. Se entremezcla entre las mesas. Lleva un vestido de gasa blanca. Es bella. Tiene un ligero retardo. Es el personaje del barrio.


GLORIA
Se puso a llorar. Me dolió tanto.


Xisco pela maníes. Es una tarea perfecta para pensar.


XISCO
Es muy duro amar a distancia.


Proyecta. Se nota en la expresión de sus ojos. Es muy terapéutico, para Xisco, colocar en el señor Dixit este déficit de amor que él mismo tiene con Gloria.


GLORIA
Sí, tuve que cortar.
Es decir, la vecina lo hizo.
Lo consolaba:
“Tranquilo, señor Dixit.
Tranquilo”.
Escuchaba eso, una y otra vez,
como un mantra.



Al cortarse la comunicación, Gloria tampoco pudo saber por dónde andaba Jaume. Si estaba en Mallorca o en San Pedro. Iba a preguntárselo a su padre: “¿Qué es de la vida de Jaume?... ¿Anda por allá?”. Ahora tendría que convivir con esa duda.
Neus y su vestido de gasa blanca se acercan a la mesa. Su cara es tan blanca, bella e inmaculada, como la gasa de su vestido. Sonríe: la vida ha sido buena con ella. Ella no lo sabe. No le importa. Está lejos de las elucubraciones y de las velocidades de la gente `normal´. Ella, nada más, vive.
Ahora se planta frente a Xisco. Lo estudia de arriba abajo. Con una mano le apretuja la boca y se la deja tipo conejito. Xisco mira a Gloria: pero no es una mirada S.O.S. Gloria descubre que se siente a salvo con esa chica. La seguiría hasta el final.
Xisco continúa ahí, estrujado en la boca. La adolescente gaseosa disuelve la pinza y ahora saca, del servilletero metálico, una servilleta de papel. La lanza por el aire.


NEUS
¡Volad!
¡Tenéis que volar!



Y otra y la lanza por el aire. Y otra. Y las servilletas, como pueden, intentan abrirse a esa invitación y planean un poco, pero no han nacido para eso (tal vez sí, si alguien escribiera en una de ellas un poema, un solo poema en una de esas servilletas redimiría a todo el servilletero metálico).
El mozo se acerca tranquilo y comienza a hacerse cargo de las servilletas que ya no vuelan.


MOZO
Vamos, Neus,
tu madre debe estar esperándote.



Ahora el mozo se dirige a Gloria.


MOZO
Disculpe, señorita.


GLORIA
No hay inconvenientes.
Al contrario.



El mozo conduce a Neus desde atrás y por los hombros. Marchan muy lento entre las mesas, para la desesperación del mozo que tiene clientes que atender.
Gloria los sigue con la mirada. El mozo ahora le da alas a Neus, porque ya han salido de la zona del bar. Neus sigue caminando. Lo hace con una mano en la pared. Rayando con sus yemas esas piedras mallorquinas como si fuesen su lazarillo.


GLORIA
Si hubiera vaciado
todos los servilleteros,
los servilleteros
de cada una de las mesas,
habría ido a decirle al dueño:
No se preocupe, yo pago,
tengo dinero suficiente.



No bien dice eso, Gloria comienza un inesperado repliegue. Se va. Está retrocediendo. Mucho retrocede. Se queda un momento en ese límite. Ahora bebe un poco de cerveza, para superar, acaso, un mal trago.


GLORIA
¿Sabías que ya cobré mi herencia?


XISCO
No, no sabía.


GLORIA
Dinero y propiedades.
Es decir: dos propiedades.
Una pequeña finca y una casa,
que en San Pedro tengo arrendadas.



Gloria mira hacia el mar. Hace visera con la mano. Es evidente que necesita una pausa. El Mediterráneo parece querer salírsele a oleadas de sal por el ojo derecho.


XISCO
¿Te duele el ojo?


GLORIA
Me arrepiento tanto.


Xisco arrima su silla a la de Gloria.


XISCO
Por qué..., por qué decís eso.



Gloria construye una pequeña colina con los cascos vacíos de los maníes.


GLORIA
Cuando decidí
salir a recorrer el mundo,
es decir: cuando me fui de casa
le pedí a mis padres
mi parte de la herencia.



Detiene la construcción de la colina. Lento gira otra vez hacia el Mediterráneo. No puede evitar que sus hombros respondan a los sacudones de un primigenio llanto. Xisco se levanta y se ubica detrás de ella para rodearla con sus brazos. Es orgullosa Gloria (ella dice que es “dignidad”), por eso no tarda en rehacerse. Se seca el ojo con una de las servilletas voladoras.


XISCO
Esta noche tengo
que hacerte la curación.


GLORIA
Sí.



Desarma completamente la colina.


GLORIA
Les provoqué dolor, lo sé.
El dinero no fue el problema,
lo que les dolió
es que me fuera de casa.



Xisco comienza a hacerle masajes en los hombros. Le acaricia la espalda. Ahora baja hasta la mejilla y le da un beso.


XISCO
¿Vamos al mar?


GLORIA
Sí.



ESCENA 57
EXTERIOR – PLAYA – DÍA
Xisco y Gloria vienen bajando por las rocas que desembocan en la cala. Xisco lleva unos jeans, cortados a la mitad de los muslos, que se ha puesto encima del traje de baño. Gloria tiene puesto un bikini, tal vez dos talles menos de lo que informa su cuerpo.
Gloria y Xisco se sientan en la arena, a metros del Mediterráneo. El bikini de Gloria se acomoda como puede y desaparece un poco en las cavidades que lo llaman. Se quedan ahí los dos, mirando el mar verde, manso en la cala.
En este momento Neus ingresa a escena. Lleva las ojotas calzadas en las manos. Viste el mismo vestido blanco gaseoso. Se acerca a Xisco y a Gloria. Se para frente a Gloria. Le apunta con un dedo el vendaje en el ojo.


GLORIA
Un golpe.


NEUS
Ajá.



Neus deja las ojotas, una sobre la otra, junto al bolso de Gloria. Camina hacia el agua. Donde la arena está firme hace una vertical. El vestido y la sangre no resisten la fuerza de gravedad y se van hacia la cabeza. Queda al descubierto una bombacha infantil. Camina con las manos unos metros. Desarma. Va hasta el mar. Se pone en cuclillas. Presenta las palmas bajas y planas al Mediterráneo. Con el último suspiro de una ola consigue limpiarse la arena de las manos. Entrega al viento y al vestido la tarea de secarlas. Emprende la retirada.


GLORIA
¡Neus..., las ojotas!



Neus le ofrece besos suspensivos con las manos. Etérea se aleja. Cada tanto va tirando verticales y medialunas.


XISCO
Después se las llevamos.



Intempestivamente, Gloria le agarra la boca a Xisco y lo apretuja hasta conseguir un conejito. Él solo mueve los ojos. Se oye el sonido del aire esforzándose por entrar y salir entre sus labios estrujados.


GLORIA
¿Cuánto podés aguantar así?


XISCO
Mmmmmmñeeeeefjjjjjffffff.


GLORIA
¿Eh?... ¿Qué decís? No te entiendo.



Gloria lo suelta. Xisco abre y cierra la boca.


GLORIA
Amo la libertad que tiene Neus.


XISCO
(Se masajea la comisura de los labios.)
No tenés mucho que envidiarle.


GLORIA
¿Te parece?


XISCO
Absolutamente.



Gloria se queda astronauta. Mira fijo a Xisco, pero está con la mente en algo. Prepara algo.


XISCO
Ayyyy...



Día a día, Xisco va conociendo más y más a Gloria.


GLORIA
Me parece
que voy a hacer un topless.



Un tsunami se instala en la humanidad de Xisco y le hace polvo hasta los cartílagos del alma.


XISCO
No lo hagas.



No hay mucha gente en la playa.


XISCO
No lo hagas, por favor.



Gloria lleva las manos al cordón de la espalda. Disuelve el nudo. En honor a la realidad hay que decir que no es enteramente un topless. Es una sugerencia, por eso,
tal vez, haya atraído hacía sí todas las miradas.


GLORIA
Soy muy rebelde, ¿no?


XISCO
Me hace mal que seas así.



Ahora Gloria se cubre. Solo falta anudar el cordón atrás.


GLORIA
Perdoname, no sé bien por qué lo hago.
Es como si para salvarme yo
tuviera que sacrificar a otro.



Xisco hace visera con sus manos y mira hacia el mar.


GLORIA
¿Me ayudás
a sujetarme el corpiño?


XISCO
No.




ESCENA 58
EXTERIOR – PLAYA – DÍA
Xisco le muestra a Gloria un trocito de vidrio, color verde, que ha encontrado en la arena. Es un vidrio que, pulido por mar, ha perdido sus filos.


GLORIA
Es inofensivo.


XISCO
Sí.



Gloria juguetea con el vidrio entre sus manos.


GLORIA
¿Qué bebida habrá contenido?


XISCO
(Agarra el vidrio, lo huele.)
Vino.


GLORIA
¿De verdad?


XISCO
Hay buenos vinos por aquí,
en Binisalem, por ejemplo.



Gloria recupera el vidrio. Lo desliza por sus mejillas. Cierra el ojo derecho. Escribe algo en su frente. Un nombre con cinco letras:_ _ _ _ _


GLORIA
¿Cuánto tiempo creés, Xisco,
que el mar ha necesitado
para pulir este vidrio?



Ahora, desliza el canto del vidrio por la frente de Xisco. Él entorna los ojos. La deja hacer.


GLORIA
¿Cuánto tiempo para que las olas,
continuas y constantes,
lo suavicen y lo habiliten
de esta manera?


XISCO
No sé.
Un año tal vez.



Ella le besa el hombro.


GLORIA
Llevás en tu piel
la sal del Mediterráneo.


XISCO
Claro.


Ahora Gloria levanta el vidrio y mira, a través, el sol.


GLORIA
(Sin dejar de mirar el sol.)
Xisco,
¿vos crees que un año
en el fondo del mar
sería necesario y suficiente
para que una persona
pueda pulir sus aristas filosas,
que amenazan a sus próximos?


XISCO
No sé.


GLORIA
¿Te parece que un año
de olas continuas
puede quitarle los filos
a una persona?


XISCO
Sí. Es posible, sí.


GLORIA
Entonces,
me voy a tirar al fondo del mar.
Acá mismo, en esta cala,
y vos vení a buscarme
en junio de 1969.
Yo creo, tengo la esperanza,
de que en junio de 1969
ya no sea una amenaza
para mis próximos.


XISCO
Bueno.



Gloria acerca y aleja el vidrio delante de su ojo.


GLORIA
Veo todo verde.
Todo color esperanza.



Medita Xisco. Sabe que no es tan así como dice Gloria. Se queda mirando la arena. De pronto dice:


XISCO
Voy a devolverle
las ojotas de Neus.


Gloria baja el vidrio: regresa a los colores de la realidad.


GLORIA
Sí.



Xisco se sacude la arena de los jeans. Se pone una remera. Es blanca. Con pintura azul marino, desafiando la censura, ha escrito en su idioma madre:
“Paraules d’amor.
(El noi del Poble-sec)”.


XISCO
¿Traigo algunas frutas?


GLORIA
Sí, está bien: buena idea.




ESCENA 59
INTERIOR - PISO DEL PRIMO DE XISCO, COMEDOR – NOCHE
Nos encontramos en el comedor del piso del primo de Xisco. Enclavado en el casco viejo de Palma. Ubicado en la segunda planta, desde ahí puede verse la bahía y La Seu, la catedral de Mallorca.
Gloria está sentada en una silla y Xisco, de pie junto a ella, se dispone a curarle el ojo. Gloria, desde que ocurrió el accidente, no ha querido ver cómo quedó. Hoy tendrá que hacerlo: a partir de hoy ya no tiene que usar el vendaje.


GLORIA
Me pregunto cómo habré quedado.

XISCO
Hermosa.



Xisco desprende la primera cinta adhesiva.


GLORIA
Ayyy.... Sssssssss... ¡Xisco!


XISCO
Falta la otra todavía.


GLORIA
Despegala despacito:
no me cobres nada,
por favor.


XISCO
¿Eh?


GLORIA
Digo, no me quieras cobrar
lo que te hice sufrir.



Xisco sonríe.


XISCO
No utilices
el tiempo verbal en ‘pasado’.
En ‘presente’
también me hacés sufrir.



Dicho esto, pegó el tirón. Seco y súbito.


XISCO
¿Dolió?


GLORIA
(Sorprendida.)
¡Ah!... Nadísima:
sos un maestro.


XISCO
(Mirando el ojo.)
Mmmmmmm.


GLORIA
¡Qué!


XISCO
Quedate quieta.


GLORIA
Dale, me duele el cuello
de mirar para arriba...,
¿qué pasa con mi ojo?



Xisco agarra el frasquito de las gotas.


XISCO
Una gotita.



Gloria cierra el párpado.


XISCO
Dos gotitas.



Gloria cierra el párpado.


XISCO
ListOk.


GLORIA
(Moviéndose de la línea
de caída de las gotas.)
¿No eran tres?


XISCO
Es verdad.



Suelta la tercera, que cae en la mejilla de Gloria.


GLORIA
¡Ag!... Tonto.


XISCO
(Sonríe.)
NofueapropósitoNofueapropósito.


GLORIA
¡Dale!



Xisco se dispone para la última gotita. Asoma la lengua por la comisura de la boca.


GLORIA
Gracioso sin gracia.



Hace bajar la tercera. Oculoniza perfectamente.


XISCO
Sos tan graciosa
haciendo muecas.



Gloria le saca la lengua.




ESCENA 60
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, BAÑO – NOCHE
Gloria frente al espejo.


GLORIA
¡Estoy bizca!



Xisco, sentado sobre la tapa del inodoro, tiene abierto un libro.


XISCO
(Pasando las hojas,
pero sin mirar a Gloria.)
Estás preciosa.



Gloria va de derecha a izquierda con sus ojos.


XISCO
(Encuentra el cuento.
Señala el párrafo con un dedo.
Alza la mirada.)
No hagas eso,
dejá quieto ese ojo.


GLORIA
Estoy muy horrible.
Tanto mucho.


XISCO
Escuchá lo que voy a leerte.


GLORIA
(Estudiándose de perfil
en los espejos laterales.)
¡Ay, Dios!


XISCO
Vení. Sentate un momentito acá.
(Le indica el borde de la bañera.)



Gloria se sienta. Se recoge el pelo atrás en una cola. Como no lo sujeta, el pelo vuelve a su cauce enseguida.


XISCO
Te voy a leer algo.
¿Me escuchás?



No lo escucha. Para nada. Gloria desenrolla el rollo de papel higiénico. Cincuenta centímetros en el primer manotazo. Y otro manotazo. Otro manotazo. Otro. Ya tiene bastante como para forrar la cara, el cuello y el medio pecho de una momia.


XISCO
(Pone su mano en el dorso
de la de Gloria.)
Pará un poquito.


GLORIA
Estoy angustiada.


XISCO
Sabía que podía afectarte.
Quiero leerte algo.
Es un cuento de Salinger
¿Me escuchás?


GLORIA
Sí.



Xisco lee.


XISCO
Sus ojos, de un color castaño pálido, 
no muy grandes, eran levemente bizcos, 
el izquierdo más que el derecho. 
No eran tan estrábicos como para desfigurar, 
ni siquiera para llamar la atención a primera vista.
Eran solo lo bastante bizcos como para mencionarlo, 
y solo en relación con el hecho
de que uno tenía que pensarlo larga y seriamente
antes de desear que fueran más derechos,
o más profundos, o más oscuros, 
o más separados.
Su cara, tal cual era, tenía el sello, 
aunque oblicuo y lento, de la verdadera belleza.




ESCENA 61
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, COCINA – NOCHE
Xisco prepara Pa amb oli (pan con aceite y tomate frotado). Están los dos ahí en la pequeña y rectangular cocina. Gloria, cruzada de brazos y apoyada contra los azulejos, lo mira hacer.


XISCO
¿Esta es tu especialidad,
Xisco?



La voz no tiene tono gastronómico. La voz tiene tono seductrónico.
Xisco se concentra en la elaboración de la receta. Acaso está atento a lo que hace; pero también, es muy posible, que esté atento a lo que piensa.


XISCO
(Sonríe.
Sin dejar de frotar el tomate.)
¿Y cuál es tu especialidad,
Gloria?



Gloria agarra el espejito de mano que ha dejado sobre la mesada y vuelve a revisar su ojo izquierdo. Y el derecho.


GLORIA
¿Mi especialidad?



Aparta un poco el espejito y en su campo visual ahora la saludan sus dos ojos.


XISCO
Sí.


GLORIA
¿Mi especialidad, Xisco?


XISCO
Sí,
tu especialidad Gloria.


GLORIA
Mi especialidad es enamorar.





ESCENA 62
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, LIVING – NOCHE
Vemos a Gloria y a Xisco sentados en el suelo. Los restos del Pa amb oli están sobre la mesita baja de madera. Las dos copas aún tienen el vino de Binisalem, pero la botella ya duerme.


GLORIA
Tal vez con el tiempo
mi ojo tenga la bondad
de regresar a su sitio.


XISCO
Es posible,
pero te lo advierto:
perderías atractivo.



Gloria sonríe. Se cubre la cara con las manos.


XISCO
Cantame como Bob Dylan.


GLORIA
(Espía por entre la reja de dedos.)
No..., después me pica la garganta.


XISCO
Yo no sé cómo lo hace.


GLORIA
(Desarma la reja.)
Qué cosa.


XISCO
Dylan:
es como un
papel de lija cantando.



Gloria comienza a tararear Soplando en el viento para encontrar el tono.


GLORIA
(La canta en voz queda.)
¿Cuántos caminos debe un hombre andar
para que lo tengan por hombre?
¿Cuántos mares debe surcar una paloma blanca
para poder descansar en la arena?
¿Cuánto tiempo seguirán silbando
las balas de cañón
antes de ser proscriptas para siempre?
La respuesta, mi amigo,
está soplando en el viento.
La respuesta, está soplando en el viento.
¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de ser arrastrada al mar?
¿Cuántos años puede vivir alguna gente
antes de que se le permita ser libre?
¿Cuántas veces puede un hombre
volver la cabeza
pretendiendo ver lo que no ve?
La respuesta mi amigo,
está soplando en el viento,
La respuesta, está soplando en el viento.
¿Cuántas veces ha de mirar un hombre
hacia arriba para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos tiene que tener un hombre
para oír los lamentos del pueblo?
¿Cuántas muertes más tendrá que haber
para que sepa que ha muerto demasiada gente?
La respuesta mi amigo,
está soplando en el viento,
La respuesta, está soplando en el viento.



Gloria queda extenuada. Como si para cantar estas ciento sesenta y ocho palabras hubiese tenido que convocar toda la reserva de sus soplos anímicos.
Xisco se incorpora despacio. Sabe que Gloria no ha quedado así, abatida, porque esté pensando particularmente en la guerra de Vietnam. No en este momento.
Toma entre sus manos la cara de ella y baja con sus labios hasta la frente. Con un movimiento preciso la ayuda a ponerse de pie. Están un momento suspendidos, siendo dos, en el medio del living. Ahora él la agarra de las puntas de tres dedos y la conduce mansamente hasta el dormitorio. La conduce mansamente hasta el dormitorio para ser uno.




ESCENA 63
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, DORMITORIO – NOCHE
Dos figuras navegan en concierto. Y en penumbras. Por la ventana abierta tachuelas de plata gozan también de la noche mallorquina.
Cada uno de los triángulos púbicos es una invitación. Esta noche Xisco beberá a Gloria. Se la llevará hacia adentro por las yemas de los dedos. Por el intercambio desparejo de los sudores. Se intercambiarán los sudores. Él olerá a ella, pero ella no olerá tanto a él.
Esta noche él la beberá a tropezones. Con la desesperación de agua helada del náufrago del desierto. Y llegado el momento él lo notará. Claro. Cuando llegue el momento
notará un crujido desigual en cada uno de los cuerpos.




ESCENA 64
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, BAÑO – NOCHE
Xisco está sentado en el inodoro. Tiene la frente apoyada en el lavatorio y los brazos colgando a los costados.
Levanta la cabeza y, luego de detenerse un momento en el opresivo goteo de la canilla de la fría, comienza a girar en dirección a la pequeña ventana abierta.
La Catedral de Palma, la Seu, se ve imponente. Las luces de las embarcaciones son guirnaldas sobre el blando Mediterráneo.
Xisco se toma su tiempo para orinar. No tiene apuro en regresar al dormitorio.


XISCO
(El mentón, ahora,
en el cuenco de sus manos.
Casi como una oración
dice lo que sigue.)
Lo sé, ‘estoy’
hasta las manos con este amor.
Sé, también,
que es un amor no muy correspondido,
por eso: Dios,
(clava la mirada en la Seu)
‘estoy’ en tus manos.




ESCENA 65
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, DORMITORIO – NOCHE
Están los dos, semidesnudos, sentados en canastita sobre la cama. En la penumbra -nubes desgarradas de alpaca deslucida- flota el humo de dos cigarrillos.


GLORIA
Si no te gusta una comida,
Xisco,
tenés que decirlo
en el momento.
Teresa, una vez,
dijo que le gustaban
los zapallitos.
Y no le gustaban.
Y estuvieron dándole zapallitos
hasta el final.



Xisco da una pitada larga. El humo nuevo le cierra un ojo y le da la pausa que precisa.


XISCO
¿Tiene que ver con algo
esto que decís?



Gloria se levanta y sale de la habitación.


GLORIA
(En off.)
No.



Vuelve a la habitación. Trae un cenicero en la mano. Xisco apaga. Ella aún no: ha pitado con menos urgencia. Se sienta en el alféizar de la ventana. Un pie ahí y el otro en el piso. La vista que se le ofrece cautiva. Comienza a irse Gloria hacia el casco viejo de Palma.
Xisco la ataja.


XISCO
¿Querés hablar de Teresa?



Gloria ha hecho solo unos metros en esas calles mínimas, encantadoras, del casco viejo de Palma (del verbo ‘encantar’, pero no como se usa en el siglo XXI).
Gloria desanda su embrionaria huida. Dirige sus ojos hacia Xisco. Paciencia. Va a tardar un momento en acoplar corpus y ánimus.


GLORIA
(Con voz encantadora.)
¿Qué?..., perdón.


XISCO
Te pregunté
si querés hablar de Teresa.



Ya, prácticamente, Gloria está siendo ella. Ajustada y enteramente ella.


GLORIA
Cuando tenía veintidós años
se murió mi perro.
Lloré mucho. Día y noche.
Muchísimo.
Años después,
me di cuenta
de que no lloraba por él.
Yo lloraba por otra cosa.
¿Entendés, Xisco?


XISCO
Sí. No.
¿Por qué llorabas?



Gloria abandona la ventana. Apaga el cigarrillo en el cenicero, lo deja sobre la mesa de luz y se sienta en la cama. Se abraza a la almohada.


GLORIA
Qué suavecita.
(Pasa la mejilla
por la funda de seda.)



Xisco calca el gesto.


XISCO
(Inspira.)
Está tu piel acá.


GLORIA
¿Sabías... sabías que tengo
una hermana melliza?



A juzgar por los arcos, cóncavos e interrogativos de sus cejas, podemos certificar que Xisco se sorprende. Mas, casi al mismo tiempo, y a juzgar por el convexo arco de su boca que le ablanda la expresión, podemos dar fe de que Xisco cree que Gloria anda de bromas.


GLORIA
Murió en el parto.
Me niego a decir
‘tuve’ una hermana.
Siempre digo:
‘tengo’ una hermana melliza.



No describiremos en este momento la expresión de la cara de Xisco. Tampoco diremos cómo la
línea de sus hombros parece haberse concavado.


GLORIA
Ya tenía el nombre,
por supuesto.
Quiero decir,
mi madre me contó
que ya tenía nombre:
Juana.



La habitación va dejando la penumbra por la potencia incipiente de un nuevo amanecer.


GLORIA
Mucha gente
ha pasado por mi vida
y no he sabido conservarla.



Xisco quiere decir algo. No es que Gloria lo necesita, él lo necesita. ¿Pero qué puede decir? Sabe muy poco de esa mujer que ama. Esa mujer es un iceberg. Se ha enamorado, casi demencialmente, solo de un treinta por ciento de esa mujer. (Okey: retiremos el ‘casi’.)


GLORIA
Tengo la obligación de vivir,
Xisco.
Dos hermanas mías han muerto,
para que yo viva.
A falta de palabras Xisco se arrima a Gloria.


GLORIA
Me han dado un mandato.
Muy difícil, por momentos.
Me han mandado a vivir,
a beber la vida;
y eso Xisco, a veces,
resulta una carga muy pesada.



Xisco, tal vez, esté pensando que se ha enamorado solo de un treinta por ciento de Gloria. (El treinta por ciento que ella le ha querido revelar.) Tal vez lo abrume pensar cómo sería abarcar el setenta por ciento restante que, debajo del agua, custodia esta mujer.




ESCENA 66
INTERIOR – PISO DEL PRIMO DE XISCO, DORMITORIO – AMANECE
Xisco está a punto de ofrecerle fuego a Gloria. El chispazo del fósforo, en la caverna de sus manos, coincide con un súbito rayo de sol que entra y marca en diagonal la cama.


XISCO
Te invito a desayunar.


GLORIA
Bueno.


XISCO
Acá abajo,
en el Paseo Sagrera,
hay un bar
que abre temprano.



Ya está bien clara la habitación, por eso pueden ver, perfectamente, la ojota número 38 que entra por la ventana.




ESCENA 67
EXTERIOR – BAR – DÍA
En la mesa hay dos tazas de café, dos ensaimadas individuales y una ojota.


GLORIA
(En off.)
... una hermana me dejó el asma
y otra hermana se lo llevó.



Ahora la cámara se abre lenta hasta Plano General. Vemos a Xisco y a Gloria en la mesa.


GLORIA
Las extraño.



Neus anda por ahí. A juzgar por la figura que forman sus brazos, diremos que Neus es un aeroplano. Vuela por entre las mesas. Con la palma-ala de una mano le chicotea la nuca a un cliente. Su vuelo no es del todo perfecto porque, a ese aeroplano, le falta una ojota. Carreteando, desparejo ahora por la pista, se acerca a la mesa de Gloria y de Xisco.


GLORIA
Hola, Neus.
Neus mira la mesa.


GLORIA
¿Hay algo en esta mesa
que te pertenezca, Neus?


NEUS
Sí.


GLORIA
Bueno, ¿querés llevártelo?


NEUS
Sí.


GLORIA
(Intercambia una mirada
tierna con Xisco.)
Muy bien: adelante.


Neus agarra una ensaimada, le da un mordiscón y se pierde contenta y despacio entre el laberinto perfecto de mesas.


GLORIA
(Intercambia una mirada
de desconcierto con Xisco.)
¡Neus!


XISCO
¡La ojota!



Ahí va Neus. Ya no planea, está dedicada a su ensaimada y a chuparse los labios pintados de crema pastelera.


GLORIA
Lo lamento mucho, Xisco.


XISCO
¿Por qué?


GLORIA
Porque la ensaimada
que se llevó Neus es la tuya.



XISCO
Ah, bueno.




ESCENA 68
EXTERIOR – BAR – DÍA
La cámara toma la mesa ya limpia de desayuno. Ahora hay un cenicero con un cigarrillo que humea por la mitad. Y la ojota.


GLORIA
(En off.)
Hay que tener cuidado
con las palabras, Xisco.
Dos palabras se dicen
en dos segundos,
pero sus efectos
pueden orillar la eternidad.


XISCO
(En off.)
Te preguntaba si me querías:
nada más que eso.
Ahora los dos en escena.


XISCO
¿Alguna vez fuiste feliz?


Apura el cigarrillo. Está fumando mucho Xisco.


XISCO
Quiero decir, se te ve bien,
viviendo intensamente, pero...



Hace un clavado de cigarrillo en el cenicero. Tal vez Gloria ya está pensando en aquella cena con Jaume en el Club Náutico. Tiene el recuerdo de haberse sentido feliz esa noche. Tan feliz como para morir así y ahí, en el mejor momento, en la cumbre, en el Monte Tabor.


GLORIA
¿Leíste “El candelabro de plata”?


XISCO
No.


GLORIA
Es la historia de un hombre
que va a pasar la Nochebuena
en un bar miserable del puerto
y ahí conoce a un viejo
más desgraciado que él.



Xisco enciende otro cigarrillo.


GLORIA
¿No estás fumando mucho, vos?


XISCO
Cuando vayamos a Valldemosa,
a visitar a mi familia,
ahí sí que voy a tener
que fumar menos.


GLORIA
Entonces,
mejor no vamos a Valldemosa...,
¿te interesa lo del cuento o no?


XISCO
Sí, claro:
sobre todo
si tiene que ver con vos.


GLORIA
Te decía que es la historia de un hombre
que está solo y decide ir a pasar la Nochebuena
 en un bar de mala muerte. 
Ahí conoce a otro hombre, 
un polaco llamado Franta, 
que también está solo. 
El viejo Franta había llegado a la Argentina
 con la intención de trabajar, 
ganar un poco de dinero 
y traer a su familia. 
Pero le había ido horrible. 
Su familia esperaba en Polonia 
que él le enviara el dinero para viajar, 
pero Franta era un rotundo fracaso 
que aturdía en alcohol. 
El personaje, es decir el narrador,
se conmueve de la vida de ese hombre
y decide mentirle. Le dice que tiene
un cáncer terminal,
mucho dinero y que ahora todo ese dinero
no le va a servir para nada. 
Dice que se lo va a dejar todo a él, 
para que pueda volver a Polonia.
Y lo invita a la casa a cenar. 
Comen y se emborrachan. 
El viejo le creía todo lo que el otro le decía. 
En un momento
de gratitud incontenible
el viejo Franta le besó las manos
 y le dijo: “No te olvidaré mientras viva”. 
Y se durmió ahí nomás sobre la mesa,
 borracho de alcohol y de sueños.
Entonces, con todo cuidado, 
el otro retiró sus manos de entre las de Franta
 y se levantó, tambaleante. 
Observó la cabeza del viejo, 
era suave y blanca. 
Después levantó el pesado candelabro de plat
a que había sobre la mesa. 
Amorosamente, con una ternura infinita, 
poniendo toda su alma en aquel gesto
 y sin meditar más la idea 
que desde hacía un segundo lo obsesionaba, 
dijo: Feliz Nochebuena, Franta.
Y le aplastó el cráneo.



Xisco medita el Mediterráneo a través de la columna de humo de su cigarrillo.


XISCO
Es muy fuerte esta historia.


GLORIA
Sí, aunque tiene un toque
de misericordia maravilloso.


XISCO
Por qué decís eso.


GLORIA
Porque el personaje
le muestra un mundo feliz,
las puertas del Cielo
y el viejo lo cree,
se duerme con esa idea,
con esa ilusión en la cabeza
y acto seguido se termina su existencia.
Mejor imposible.


XISCO
Sí, pero con esta historia
no me estás
respondiendo si fuiste feliz...
¿o sí?




ESCENA 69
EXTERIOR – CALLECITA DE PALMA – DÍA
Vemos a Gloria y a Xisco caminando por una encantadora callecita del casco histórico de Palma. Xisco lleva la ojota en la mano.
Gloria va mirando todo. Se asombra con esos modos árabes, aplicados a la construcción de casas y edificios.


GLORIA
No es solo piedra
lo que se ve acá Xisco.


XISCO
¿No?


GLORIA
No, claro que no.


XISCO
Esta es la casa.



Xisco se detiene junto a una puerta y con los nudillos golpea las tablas de madera. Esperan. Con el canto de la ojota se da golpecitos en la palma de la mano. Gloria nota que una de las piedras está más sobada que las otras.


GLORIA
¿Te imaginás, Xisco,
la cantidad de manos
que han tocado esta piedra?...
(La toca.)
Me conmueve pensar que...



En ese momento se escucha desde el interior de la vivienda: “¡Ya voy... Ya casi!”. Y enseguida se abre la puerta pesada de madera. Es una mujer de unos treinta y cinco años. Es bonita, pero se le nota el ajetreo del tiempo. Como si se le hubiera venido encima un reloj gigante de arena.


MADRE DE NEUS
¿Sí?... Ah... ¡Hola, Xisco!



Desde el interior se oye a alguien cantando por la radio. Por lo bien que suena, acaso se trate de un tocadiscos.


XISCO
Hola, ¿qué tal?
(Pone la mano en el hombro de Gloria.)
Ella es Gloria.


MADRE DE NEUS
(Termina de secarse con el delantal.)
Encantada.
(Le estrecha la mano.)


GLORIA
Tiene una hija preciosa.
Sonrisa oriental de la madre de Neus.


XISCO
Acá le traemos esta ojota.
Solo una esta vez.


MADRE DE NEUS
Ah... gracias.
A veces le da por dejar
las derechas por ahí.
Y las pierde.
Tengo un cajón lleno
de ojotas del pie izquierdo.
Gracias.


XISCO
Bueno, hasta luego.


GLORIA
Saludos a Neus.


MADRE DE NEUS
Se los daré,
ahora está escuchando a Serrat.


XISCO
Ah... ¿Serrat?...
¡Qué bien!


MADRE DE NEUS
Sí,
lo escucha un poco alto
para mi gusto.
Ustedes saben, Serrat acá...




ESCENA 70
EXTERIOR – CALLECITA DE PALMA – DÍA
Gloria y Xisco caminan lentamente.


XISCO
Mirala vos a Neus...


GLORIA
Muchachita valiente.


XISCO
Muero por saber
qué tema escuchaba.



Ahora vemos una serie de tomas cortas que nos muestran a Xisco y a Gloria paseando por Palma.




ESCENA 71
INTERIOR – BAÑOS ÁRABES – DÍA
Gloria observa el rigor del tiempo en las columnas; súbitamente, Xisco la toma de la mano, la trae hacia sí, la apoya contra una columna y le da un beso.




ESCENA 72
EXTERIOR – PASEO SAGRERA – DÍA
Gloria y Xisco caminan por el cantero central. Xisco señala en dirección del Consolat de Mar y le explica algo a Gloria.




ESCENA 73
INTERIOR – LA CATEDRAL, LA SEU – DÍA
Xisco en cuclillas observando a Gloria. (Consulta el reloj.) Gloria frente al pórtico de la Seu mirando la fachada toda.


XISCO
Esta noche te va a doler el cuello.


GLORIA
(Sin mover un milimétrico grado
el ángulo de su cabeza.)
Y a vos los meniscos.




ESCENA 74
EXTERIOR – MOLINOS – TARDECITA
Xisco abraza por el hombro a Gloria. Ella tiene el mentón hacia el pecho. Ya no contempla los molinos.


GLORIA
¿Dónde estará mi relojito de arena?



Xisco le frota el hombro con la palma de la mano, como si Gloria tuviese frío, pero no hace frío en el verano mallorquín.


GLORIA
¿Quién tendrá mi obra de teatro?
¿La habrán tirado a la basura, Xisco?




ESCENA 75
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, DORMITORIO – DÍA
Gloria se viste frente al espejo del guardarropa. Calza la ropa en su cuerpo y el espejo le sirve para constatar eso, porque su mente está en otro sitio, en otra región; tal vez en otro espejo. Un espejo de otros años, de otras edades.


GLORIA
(Dice con voz firme.)
Jaume... Jaume Antich.



Se sobresalta. Se sobresalta al escucharse. ¿Cómo ha dicho eso? Ha pronunciando el nombre de Jaume en ese recinto cuasi sagrado que es el dormitorio que comparte con Xisco. ¿Cómo ha podido descuidarse tanto? Se lleva las manos a la boca y gira súbito la cabeza hacia
atrás. Manteniendo siempre y solo con las manos la quietud de sus labios, se desliza hasta la puerta.
Ahora lo recuerda: Xisco no ha podido escucharla: ha salido a comprar algo para comer.
Se tranquiliza ahora Gloria, pero piensa que está muy cerca del borde. O dicho de otra manera, está muy cerca del desborde.
Ayer, ayer mismo, cuando bajó a comprar pan, estuvo siguiendo por varias cuadras a alguien que se parecía a Jaume. Tal vez era Jaume. Nunca conseguiría saberlo porque una leyenda de neón, roja e intermitente, se le activó como una alarma y la hizo desistir: “¿Qué estoy haciendo?”.
Muchas veces se ha preguntado, y en este momento también, si no ama solo la idea de Jaume. Piensa si ese amor de la adolescencia no es un recuerdo maravilloso, un trampolín a todos los amores que vienen y vendrán después. Los amores de la adolescencia, y de la juventud primera por qué no, son recuerdos maravillosos, pero no se vuelve a ellos. Sin embargo, no hay modo de saberlo si no se encuentra otra vez con Jaume cara a cara.
De pronto oye un estrépito de pasos por la escalera y unos llamados desaforados.


XISCO
¡Gloria!... ¡Gloria!



Gloria se acerca despacio (con un extraño presentimiento) al hueco de la escalera. Xisco ya está frente a ella. Agitado dice:



XISCO
¡Hay gente de tu pueblo...
hay gente de tu pueblo acá en Palma!




ESCENA 76
EXTERIOR – ESTATUA DE RAMÓN LLUL – DÍA
Un grupo de sampedrinos (naturales de la ciudad donde vive Gloria) está frente a la estatua de Ramón Llul. Es una delegación que ha venido a hacer gestiones en el ayuntamiento de Felanitx para hermanarla con San Pedro. El que los comanda es un antiguo profesor de Gloria del secundario.
La cámara toma a todo el grupo en el momento en que Gloria comienza a saludarlo. Está nerviosa, claro, pero casi ni se nota en el fragor de abrazos, apretones de manos y besos dobles.


GLORIA
Profesor,
qué gusto verlo.



Y ahí se queda frente a él un momento. Estaqueada en el aire. Esperando. Tiene dos preguntas para hacerle. Tal vez tres.


GLORIA
¿Tiene noticias de mis padres?



Esa era una.




ESCENA 77
EXTERIOR – BAR DE PALMA – DÍA
Vemos a Gloria y al profesor de la secundaria sentados a una mesa. Gloria lo escucha con atención y está visiblemente conmovida.


GLORIA
(Intempestivamente.)
¿Sabe algo de Jaume?


PROFESOR
(No se sorprende para nada.
Estuvo muy al tanto de esa relación.)
¿Jaume?... ¿No te enteraste?




ESCENA 78
EXTERIOR – ESTATUA DE RAMÓN LLUL – DÍA
Vemos al grupo de sampedrinos que sigue conversando entre sí. Xisco es uno más de ellos. De pronto Gloria entra en escena.


GLORIA
(Intranquila.)
Voy a hablar por teléfono
a San Pedro.



Dice eso y se va. Xisco se aparta del grupo y la sigue. Se ubica a la par.


XISCO
¿Qué pasa, Gloria?


GLORIA
Algo le pasó a Jaume y.



Y se interrumpe en el acto. Se ha dado cuenta de que ha blanqueado a Jaume. Ahí nomás, con
un tajo del bisturí, ha abierto sin anestesia las carnes.


GLORIA
(Turbada.)
Es un amigo de la infancia.



Y apura el paso, para despegarse de Xisco, pero más de la situación. De todas maneras Xisco no la sigue. Pega la vuelta. No regresa al grupo de los sampedrinos, enfila directamente hacia el piso de su primo.


XISCO
(Para él mismo.)
Claro, Gloria, tranquila.
Jaume es tu amigo de la infancia
y también el nombre que
solés pronunciar en sueños.




ESCENA 79
INTERIOR – OFICINA CORREO Y TELECOMUNICACIONES PALMA – DÍA
Vemos a Gloria adentro de una cabina telefónica en actitud de espera. Golpea con el dedo índice el vidrio de la puerta.



ESCENA 80
INTERIOR – CASA DE LOS VECINOS CON TELÉFONO – DÍA
Parece que la voz de Gloria, el tono de la palabra dicha, ha preocupado también a la dueña de casa, porque está ahí, firme, junto a los padres de Gloria, que pugnan por hacerse cargo del teléfono.


MADRE DE GLORIA
Permitime.



Ahora veremos una sucesión de imágenes que tomarán, alternadamente, a la señora Dixit, a Gloria y al señor Dixit.


MADRE DE GLORIA
¡Gloria!


GLORIA
¿Mamá?... ¡Hola, mamá!


MADRE DE GLORIA
(Emocionada.)
¿Cómo estás, hija?


GLORIA
Qué bueno es escuchar tu voz, mamá.
Me hace bien.


MADRE DE GLORIA
¿Cómo estás, hija?


GLORIA
Estoy bien.
Es decir tuve un...



Se arrepiente en el acto. Si ya está mejor, ¿para qué preocuparlos?


MADRE DE GLORIA
¿Que tuviste un qué?


GLORIA
No, nada mamá...
la línea... hace ruido.
Escuchaste mal.


MADRE DE GLORIA
Acá se oye perfecto.


GLORIA
¿Le pasó algo a Jaume?


MADRE DE GLORIA
¿Qué?... No se oye bien...
hay ruido en la línea.



Le hace señas al señor Dixit. Se acerca rápido contento sin saber lo que le espera.


MADRE DE GLORIA
Tomá, tu hija
te quiere preguntar algo.


PADRE DE GLORIA
¡Hola, Gloria!


GLORIA
Ah... hola, papá.


PADRE DE GLORIA
Me dijo tu madre
que me querías preguntar algo.


GLORIA
Le pregunté por Jaume,
¿le pasó algo a Jaume?




ESCENA 81
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, PASILLO FRENTE A PUERTA BAÑO – DÍA
Vemos a Gloria que está en el pasillo junto a la puerta cerrada. Tiene la cabeza orientada hacia el interior del baño. Le habla a Xisco que está metido dentro.


GLORIA
Escuchame bien, Xisco,
escuchame bien lo que te voy a decir:
Algo le pasó a Jaume.
No debe ser grave.
Pero tampoco es una buena noticia,
Si no me lo habrían dicho.
Silencio.


GLORIA
Xisco...,
¿estás bien?


VOZ DE XISCO
(Desde el interior del baño.)
Dejame cagar tranquilo,
Gloria.



Ella recibe el impacto de esa sentencia. Se rehace enseguida. Ahora se agacha y espía por la cerradura.


GLORIA
Mentira.
No estás cagando.




ESCENA 82
INTERIOR – PISO PRIMO XISCO, BAÑO – DÍA
Xisco se levanta del inodoro, agarra la toalla de mano y la cuelga sobre el picaporte. Chau, Gloria.


VOZ DE GLORIA
(Desde el otro lado de la puerta.)
Dale, salí.
Tenemos que hablar, Xisco.





No hay comentarios:

Publicar un comentario