Escenas 1 a 27






En la pantalla, en letras blancas sobre fondo negro:


San Pedro, 9 de julio de 1947






ESCENA 1
INTERIOR – DORMITORIO DE GLORIA NIÑA – DÍA
Vemos a Gloria (7) sentada en su cama. Está guardando objetos en su bolso tipo mochila: una camperita roja de lana, un cuaderno y lápices de colores, una muñeca, flaca y larga, un reloj de arena, una piedra de canto rodado y las pastillas para el asma.




ESCENA 2
INTERIOR – LIVING DE LA CASA – DÍA
La pequeña Gloria baja la escalera con su mochila colgada en el hombro derecho. La familia está almorzando: los padres de Gloria y Teresa (15), su hermana mayor. Nadie habla. Gloria cruza el comedor. La frente bien alta. Se dirige hacia la frutera y agarra una manzana. Camina hasta la puerta de calle, cuando pone la mano en el picaporte escucha:


PADRE DE GLORIA
(Inalterable, en apariencia,
sigue comiendo.)
Si abre la puerta y sale,
no vuelve a entrar.



Gloria se frena. Duda. Su madre percibe esa ligera alteración del espíritu y suspira aliviada. Gloria termina de abrir la puerta. La frente siempre bien alta mirando hacia fuera. Sale. Cierra la puerta sin violencia. No es necesario demostrar más. Un cubierto rebota en la loza de un plato sopero.





ESCENA 3
EXTERIOR – CALLE – DÍA
Gloria va caminando por la vereda. Se cruza a la del sol. Cada tanto tira miradas rápidas hacia atrás. Nadie va tras ella. Se detiene junto a un árbol y se levanta las medias blancas, están flojas de elásticos. Por la misma vereda, en sentido contrario, se acerca una vecina: una mujer baja y robusta, toda vestida de negro.


VECINA
(Se detiene.)
Pará...
Gloria se frena.


VECINA

¿A dónde vas un feriado, vos?


GLORIA

(Hace visera con la mano.
Mira a la vecina.)
Se le hace tarde para la siesta,
señora.



Deja a la vecina, estaqueada al sol manso de julio, y sigue caminando hacia la estación de ferrocarril.





ESCENA 4
EXTERIOR – ANDÉN ESTACIÓN DE FERROCARRIL – DÍA
Vemos a Gloria subiendo las escaleras que desembocan en el andén. Lleva el mentón tirado hacia delante y el labio inferior ligeramente hacia fuera.
El jefe de la estación asoma la cabeza por la ventana de su oficina, mira a Gloria, mira hacia el otro extremo del andén: la niña está sola.
Gloria se sienta en un banco. Deja su bolso junto a ella. Pone la mirada en el andén vacío de enfrente. Se queda así un momento. Ahora, súbito y con la vista, revisa a izquierda y derecha. Vuelve a mirar al frente. Abre su bolso, recorre el contenido con su mano derecha, como si estuviera tocando las teclas de un piano: saca su relojito de arena de tres minutos. Lo pone frente a sus ojos. Lo hace funcionar.
El reloj blanco y redondo de la estación indica las 13.30.
El jefe de la estación sale de su oficina calzándose la gorra. Se alisa con la mano la chaqueta abotonada y tira los hombros para atrás: tiene noticias del temperamento de esa chica.


JEFE DE LA ESTACIÓN
(Tocándose la visera.)
Buen día.



Gloria alza la mano izquierda al tiempo que, con rara habilidad, hace girar el relojito en la derecha. Siempre a la altura de los ojos.
Silencio de estación vacía en día feriado.

Cric cric.


JEFE DE LA ESTACIÓN

Falta para que pase el tren
que va a Rosario.



Silencio. Gloria sacude, apenas, el relojito, sopesándolo. Tal vez apurando los granitos de arena.


JEFE DE LA ESTACIÓN

(Con los brazos en jarra
en la cintura.)
¿Nos comieron la lengua
los ratones hoy?



Gloria agita el reloj, ahora con un poco más de vehemencia.


GLORIA

E-s-t-o-y
m-e-d-i-t-a-n-d-o.



ESCENA 5
EXTERIOR – ANDÉN ESTACIÓN DE FERROCARRIL – DÍA
El reloj de la estación indica las 13.50, luego las 14.15; 14.25; 14.40; 15.10; 15.25. En cada cambio de hora vemos a Gloria: 1°) comiendo la manzana; 2°) de piernas y brazos cruzados; 3°) levantándose las medias; 4°) escribiendo en su cuaderno: “Hoy es el día de mi independencia”; 5°) quitándole pelotitas a su camperita roja de lana; 6°) jugando otra vez con el relojito de arena. En esa tarea la encuentra su hermana.


TERESA

Hola.


GLORIA

Hola.


TERESA

Dice mamá que vayas para casa.


GLORIA

No.




Teresa camina hasta el borde del andén. Mira hacia el lado de Buenos Aires. Después gira y mira hacia Rosario. Hace visera con la mano. Ahora camina hasta Gloria.


TERESA
¿Querés que nos hagamos las graciosas
jugando en las vías?




Gloria deja el relojito en el banco. Se estira y otea hacia el lado de Buenos Aires.


GLORIA
Bueno.




La cámara deja el plano de las hermanas y va a Plano Detalle para quedarse con el reloj de arena. Se escucha a lo lejos, muy a lo lejos, el silbato de una locomotora.





ESCENA 6
INTERIOR – GARE DE PARÍS – NOCHE
La pantalla fundida en negro. Se escucha muy cerca el silbato estridente de una locomotora.
Luego aparece, en el mismo fondo negro y con letras blancas, la leyenda:
París, mayo de 1968
Vemos en Primer Plano el mismo reloj de arena que cierra la Escena 5. La cámara abre lentamente hasta que descubrimos a Gloria (28) que lo sostiene frente a sus ojos. Está sentada en un banco de la estación.


GLORIA
No sé... no sé.
No lo hacía de puro reventada
que era nomás.
No era rebelde.
Lo digo sin pedantería, Xisco:
yo no estaba conforme con el mundo.
No estaba conforme con mi mundo.



La cámara se abre a Plano General y agrega a Xisco (25) a la escena (Xisco: abreviatura de Francisco en catalán). Fuma un Gauloises. Le pasa el paquete a Gloria, que lo agarra con la derecha, en la izquierda tiene el relojito. Ahora lo deja en el banco. Se lleva el cigarrillo a los labios y, antes de aceptar el fuego que Xisco le ofrece, se levanta las medias blancas, que están flojas de elásticos.


XISCO

A esa edad...
¿Se puede estar desconforme
con el mundo a esa edad?



Fuman un rato en silencio los dos, pero de fondo se oye actividad en las calles: cánticos, proclamas como: “¡La imaginación al poder!”; gritos; corridas; advertencias de la policía.
Xisco mira de reojo a Gloria, su perfil, y cómo expulsa el humo del cigarrillo hacia arriba. Ahora le mira las medias, que por su propio peso, otra vez, tienden a bajarse.


XISCO
(Da una pitada larga.
Con la mano del cigarrillo,
señala las medias.)
¿Por qué le sacás los elásticos
si después andás
todo el tiempo levantándotelas?



Gloria mira sus medias, ahora a Xisco. Unos jóvenes hacen sonar otra vez el silbato de la locomotora, estacionada a unos treinta metros. Gloria y Xisco entrecierran los ojos, como para atenuar ese pitido agudo.


GLORIA
(Mira sus medias.
Mueve los pies
como un limpiaparabrisas.)
Reconozco que es incómodo, sí...


XISCO

¿Y entonces?...


GLORIA

Sucede... es que.
(Da una pitada.)
Es una manía, lo sé.
Es que no quiero sentir
que algo me ‘sujeta’ desde abajo.
No quiero tener esa sensación
de que alguien
me aprisiona desde abajo.



De pronto se oye una explosión, muy cercana. Xisco y Gloria, instintivamente, se encogen. Vidrios que estallan. Gritos. Hay alguien lastimado. Xisco agarra a Gloria de la mano.


XISCO

¡Vamos!


Inician la carrera, de repente Gloria se frena en seco. Se oye un disparo.


GLORIA

¡Esperá!


XISCO

¡Vamos!... ¿Qué pasa?


GLORIA

¡El relojito!...
¡Mi relojito de arena
quedó en el banco!



Gloria se lanza en busca de su reloj infantil.


XISCO
¡No... no!... ¡Volvé!





ESCENA 7
INTERIOR – CITROËN – NOCHE
Vemos el relojito de arena sobre el tablero
que tiembla con el andar carrasposo del Citroën. Gloria maneja. Xisco fuma, saca el brazocigarrillo por la ventanilla. Mira a Gloria que conduce distraída.


XISCO

¿Por qué es tan importante
este relojito?
(Lo señala.)



El ruido del motor se monta sobre las palabras, las ahoga, y Gloria no entiende la pregunta.


GLORIA

¿Qué?...
¿Qué decís, Xisco?


XISCO

(Ahora alza un poco la voz.)
Te preguntaba:
por qué es tan importante
este relojito.



Gloria no contesta. Su cabeza, ahora, está en otra cosa. La inclina leve y mira las fachadas de los edificios, como si estuviera buscando un lugar.


GLORIA

¡Es acá!



Frena de golpe. Xisco casi da la cabeza contra el parabrisas.


XISCO

¡Epa!




No hay lugar para estacionar. Solo podría entrar un auto de punta.


XISCO

(Señalando.)
Tal vez un poco más allá...



Gloria comienza a maniobrar el Citroën para meterlo de punta.


XISCO

No se puede estacionar así.
Gloria lo estaciona. Apaga el motor.


GLORIA

¿No escuchaste
las proclamas de la gente, vos?:
“¡Pidamos y hagamos lo imposible!”.


XISCO

Pero esto nada que ver... me parece.


Gloria ya va caminando unos metros adelante.





ESCENA 8
INTERIOR – BAR TEATRO – NOCHE
Gloria y Xisco entran. Se sientan a una mesa. En el fondo del lugar hay un tablado. Es inminente el comienzo de la obra. El mozo se acerca.


GLORIA
Gin de Menorca con jugo de naranja.



XISCO

Igual para mí.


GLORIA

(Inesperadamente.)
Es que me une a mi hermana...
Es lo único
que me la devuelve a la cabeza.


XISCO

(Se sobresalta.)
¡Qué!... ¿Qué cosa?


GLORIA

El relojito de arena.
Es como un cordón.
(Enciende un cigarrillo.)
Un cordón umbilical
que me suelda a Teresa.
Es eso,
por eso no lo quiero perder.
Nunca.
El mozo deja las bebidas.


XISCO

Y qué pasó... digo,
¿cómo terminó todo aquel día?



Gloria alza la mano y llama la atención del mozo.


GLORIA

Hielo, por favor.
(Ahora se dirige a Xisco.)
Papá no me habló por una semana.



XISCO

Claro. Naturalmente.


GLORIA

Y yo no le hablé por dos.




ESCENA 9
INTERIOR – BAR TEATRO – NOCHE
Ahora vemos la obra de teatro. Una mujer sentada en una silla. Sola. En penumbras. La cabeza hundida entre las manos. Sobre una mesa pequeña y desclavada hay una alianza de bodas. Vemos a Gloria conmovida. Xisco alterna: mira a la actriz y de reojo a Gloria. Sufre por esa mujer. Bajan las luces.



ESCENA 10
INTERIOR – BAR TEATRO – NOCHE
En la escena siguiente el lugar está ambientado como una joyería. La misma mujer frente al joyero.


JOYERO
¿Por qué quiere venderla?


MUJER

Mi esposo...
mi esposo no regresó del frente y...
Yo necesito dinero.
El joyero recibe el anillo y lo coloca en el plato de la balanza.


JOYERO

Este anillo no pesa nada,
la aguja no se mueve de cero
y no consigo hacer que muestre
siquiera un miligramo.
(Mirando ahora a la mujer.)
Su marido debe de estar vivo,
en cuyo caso ninguno de sus anillos,
tomados por separado, pesará nada.
Solo juntos registrarán algún peso.
Mi balanza de joyero tiene esa peculiaridad,
la de pesar no el metal, sino todo el ser
del hombre y su destino.



Se bajan las luces y se cierra el telón. Se oyen algunos aplausos.
Fundido en negro.



ESCENA 11
INTERIOR – BAR TEATRO – NOCHE
Ahora vemos al actor (Tom), que hizo de joyero, en la mesa de Gloria y Xisco. Conversan sobre la obra.


TOM
(Bordeando con el dedo índice
la boca del vaso.)
Gracias por la invitación.


GLORIA

¿Quién es el autor?


TOM

Un polaco:
Karol Wojtyla se llama.


GLORIA

Me enamora su dramaturgia.
Qué capacidad de llegar al interior
de la experiencia
y la conciencia ajenas.


TOM

Sí, es así.
¿Tenés un cigarrillo?



Gloria le pasa el atado y se orienta hacia Xisco para hacerle una pregunta. Tom, en una actitud aviesa, aprovecha esa distracción y agarra tres cigarrillos. Se guarda dos en el bolsillo de la camisa.


GLORIA
¿Vamos a Polonia, Xisco?


XISCO

(Está mirando hacia otro lado,
luce molesto.)
¿A qué?


GLORIA

Quiero conocer a ese Wojtyla.
Quiero revisar
mi obra de teatro con él.


TOM

(Le guiña un ojo a Gloria.)
¿Me llevan?


XISCO

Mejor vamos, Gloria,
es tarde
y mañana hay que trabajar.




ESCENA 12
INTERIOR – COCINA RESTAURANT – DÍA
Vemos a Gloria que cocina y a Xisco que oficia de ayudante. Tienen en preparación varios platos y se lo ve atascados de pedidos. Al sonido ambiente propio de una cocina se agrega el murmullo del salón comedor. Un mozo se asoma por entre la ventanita pasaplatos.


MOZO
(De mal modo.)
Allez... allez...
dépêchez vous!


GLORIA

Attend. Attend!
(Alza el dedo medio.)...
¡Mierda!




ESCENA 13
INTERIOR – COMEDOR RESTAURANT – DÍA
El restaurante ha cerrado y los empleados almuerzan en una mesa larga. Xisco y Gloria, uno junto al otro, conversan a media voz. El diálogo es tenso.


XISCO
Yo no voy a ir Polonia.



Gloria casi no come. Juega con los ravioles: los ordena y los desordena. Ahora arma un cuadrado de tres ravioles por lado. Pero tiene solo ocho ravioles y le queda incompleto.


GLORIA
Voy sola entonces....
¿Me das un raviol?


XISCO

No te vas a ir sola,
con Tom te vas a ir. Lo sé.


GLORIA

Sí,
lo voy a llevar como copiloto.
¿Te molesta?
(Se sirve la última aceituna negra
que hay en un pequeño recipiente.)


XISCO

No me gusta ese tipo.


GLORIA

¿Y eso qué importa?
Quiero que me lleve
hasta Wojtyla y listo.
Después lo tiro por un barranco.



Consigue arrancarle una sonrisa. Ahora Gloria acomoda el carozo de la aceituna entre los dedos, como si fuera una bolita, y se la arroja en dulce parábola a Xisco. Le cae en la cabeza.


XISCO

(Fingiendo enojo.)
¿Qué hacés, nena?
Gloria mira a su compañero de la derecha.


GLORIA

¿Me pasás tus aceitunas?
¿No las comés, no?



El compañero se las alcanza.


XISCO

Me comentaron que las cosas
no están muy bien en Polonia, Gloria.


GLORIA

En ningún lado están bien, Xisco.


XISCO

Hay mucha agitación.


GLORIA

¿Y acá?


XISCO

Es diferente.
No quiero que vayas.


GLORIA

¿No te enteraste, vos,
de uno de los tantos significados
que los beatniks le asignaban
a rock and roll?


XISCO

(Irónico.)
No, ilustrame.


GLORIA

Rock and roll, igual “Piedras rodando”.


XISCO

¿Y?


Gloria le arroja otro carozo.


XISCO
¡Pará de hacerte la tonta!


GLORIA

“Piedras que ruedan no crían musgo”.
Hay que moverse, Xisco.
Lo aprendí con los beatniks
en el sesenta y seis.
Si no te movés: envejecés.




ESCENA 14
INTERIOR – CITROËN – DÍA (SON LAS 16.00)
Conduce Xisco. Gloria, ajena, va mirando por la ventanilla. Él cada tanto le echa ojeadas rápidas.




ESCENA 15
EXTERIOR – FRENTE DEPARTAMENTO – DÍA
Ahora la cámara los toma bajando del auto. Entran en un edificio de departamentos. Suben la escalera en silencio. Se cruzan con un grupo de jóvenes que bajan cantando.
Xisco y Gloria entran en el departamento que comparten con otra pareja. El varón está hablando por teléfono e interrumpe momentáneamente para saludar a los recién llegados, lo que indica un buen clima de convivencia.



ESCENA 16
INTERIOR – DEPARTAMENTO – NOCHE
Gloria está recostada en un sofá cama y Xisco sentado en el piso, prácticamente a los pies de ella. Recién se han duchado y llevan ropa cómoda. Xisco rasguea una guitarra. Son acordes de Blowin in the Wind (“Soplando en el viento”) de Bob Dylan. Comienza una y otra vez un fragmento que se le niega.


XISCO
Tarareála otro poquito, Gloria.



Gloria silba una estrofa. Xisco la sigue y encuentra por fin los tonos.


XISCO

Listo. ¿La cantás?



Ahora Gloria está afirmada sobre un codo y apoya la cara en el puño cerrado.


GLORIA

No sé. Estoy cansada.


XISCO

Rock and roll, Gloria,
rock and roll.



Ella sonríe, desarma la postura y se sienta. Comienza a cantar.


GLORIA

¿Cuántos caminos debe un hombre andar
para que lo tengan por hombre?
¿Cuántos mares debe surcar una paloma blanca
para poder descansar en la arena?
¿Cuánto tiempo seguirán silbando
las balas de cañón
antes de ser proscriptas para siempre?
La respuesta, mi amigo,
está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.



Corte. Fundido en negro.




ESCENA 17
EXTERIOR – ESCALINATAS DEL DEPARTAMENTO – NOCHE
Gloria y Xisco están fumando. Llevan unos capotes encima de la ropa cómoda de la escena anterior.


XISCO
Che.


GLORIA

(Sonríe.)
No te hagás el argentino... Qué.


XISCO

¿Vos estás así, mal,
porque hoy no te quise
dar un raviol?



Justo Gloria estaba dándole una pitada al cigarrillo y se atraganta. Se convulsiona de la risa y tose. Quiere hablar y no lo consigue. Mira a Xisco que sonríe (ama hacer reír a esa mujer), pero no puede armar ni una palabra. Tose sin parar. El cigarrillo fue a parar al piso, ella necesita las manos para no irse por la boca. Él le da palmaditas en la espalda y logra aliviarla.



GLORIA

(Se seca las lágrimas
con el talón de las manos.)
Aaahhh..., sos gra... cioso, Xisco.



Permanecen un momento en silencio. Ella, cada tanto, suelta un: Aaahhh, para recuperarse. Ahora se limpia la nariz con uno de los faldones del capote.


XISCO

En realidad,
lo que te quería decir es que,
si querés trabajar tu dramaturgia,
por qué no vamos a Ibiza.



Gloria juega con las puntas de los faldones del capote. Punta con punta, como si se estuvieran dando besos cortos y rápidos.


GLORIA

Es que yo quiero
conocer a ese Wojtyla.


XISCO

Se está formando
una buena colonia de artistas:
todos están yendo para allá.


GLORIA

¿No entendés?
Me enamoré de su teatro, Xisco.
Encontré, por fin, el teatro
que a mí me gustaría escribir.



Xisco termina su cigarrillo. Se cierra el cuello del capote pero se le abre, lento, como las alas de una mariposa. Lo intenta
una y otra vez en un movimiento mecánico y nervioso.


XISCO

Si vos te vas a Polonia,
yo me voy a Ibiza.



Es una advertencia. Intenta ser firme con ella, pero el tono lo entrega. El tono es de sufrimiento. Ella lo percibe. Lo sabe. Pero juzga que no sería digno para ninguno de los dos quedarse por una motivación como esa. No sería honesto quedarse ahí por una motivación que hunda sus raíces en un sentimiento como ese.
Gloria se levanta y termina de apagar con el pie su cigarrillo. Había quedado en la vereda con la brasa encendida.


Ahora en la pantalla se lee:


Mientras tanto, a 11.000 kilómetros de distancia...






ESCENA 18
INTERIOR – DORMITORIO DE LOS PADRES DE GLORIA – NOCHE
Es la madrugada. Vemos a los padres de Gloria en el presente. Están durmiendo en la cama matrimonial. La cámara se acerca lentamente a la cara del padre, que se remueve un poco en sueños. Respira corto. Agitado. En la cara se le trazan arrugas profundas de ansiedad. Gime y se le escapan unos: “No..., no..., mi otra hija no”.
Se le presenta la imagen de Gloria que le dice a alguien: “¡El relojito no, hijo de
puta, el relojito no!”.
Ahora el padre de Gloria comienza a estremecerse y, siempre entre sueños, lleva las manos a su cara. Se despierta. Se pone de costado y se queda con la vista fija en la pared oscura. Fija en la pared hasta que el amanecer comienza a aclararlo todo. Siempre de costado, desliza una mano hasta el piso, apoya la palma, como si quisiera hacer ‘pie’ en algo firme.


PADRE DE GLORIA
¿Dormís?


MADRE DE GLORIA

No. Hace rato que no.




ESCENA 19
INTERIOR – CASA DE LOS PADRES DE GLORIA – DÍA
Los padres de Gloria están en la galería vidriada. Hace frío, pero el ambiente está bien. Cálido. La madre teje carpetitas de hilo. Ya no sabe dónde ponerlas. Sus vecinas y parientes tampoco. La miran indulgentes cada vez que quiere ofrecerles un diseño nuevo. El padre está pegado a las ventanas de vidrio repartido. Pone la palma de la mano en uno de esos rectángulos de vidrio. La estaciona ahí un momento. A juzgar por la expresión de su cara eso le debe resultar grato.


PADRE DE GLORIA

Sucede que hace dos semanas
que no habla.


MADRE DE GLORIA

(Sin interrumpir la tarea,
lo observa por encima de los lentes.)
Falta.
Falta para que se cumplan
quince días.
Llama cada quince días.



El papá de Gloria está mirando unos cuadernos de clases de Gloria. Ahora relee el de castellano y gramática. Corresponde a 1947. Justo el año en que su hija se le plantó por primera vez. Se demora en una página. Sonríe.


MADRE DE GLORIA

¿Por qué no la llamás vos?
Él toma la hoja con una mezcla de delicadeza y devoción, como quien ingresa a un santuario.


PADRE DE GLORIA

(Con cierta melancolía.)
Escuchá esto:
“Me han turbado tus ojos
del color de las aceitunas (negras),
la Señorita hacía preguntas
y yo no acertaba ninguna”.


MADRE DE GLORIA

(Sonríe.)
Fue la época
en que se había enamorado
del compañerito nuevo.
PADRE DE GLORIA
Sí, el mallorquín.
Era tan graciosa escribiendo...
(Evocando.)
Y muy enamoradiza.



Ella termina otra carpetita y la pone sobre una pila.


MADRE DE GLORIA

Parecía destinada a amar
a toda la humanidad.


PADRE DE GLORIA

Me acuerdo cuando a los diecisiete dijo:
“La humanidad se resume en Dios”,
y quiso entrar en el convento.
Menos mal que era menor.


MADRE DE GLORIA

Esta vez en el Carmelo se opusieron.


PADRE DE GLORIA

Y tuvieron razón, no fue más que un...
(Deja el cuaderno sobre la pila.)
Voy al baño.



Ella lo sigue con la mirada hasta que desaparece en el pasillo. Escucha el roce de las pantuflas en el piso. Son pocos metros. Luego se produce un ‘clap’, seguido de una vibración cristalina: el cierre de la puerta.
Ella se levanta y se dirige hasta el baño. Se queda junto a la puerta. Lo escucha sollozar.


MADRE DE GLORIA

¿Por qué no la llamás?



Lo sorprende esa voz que le viene desde el otro lado.


PADRE DE GLORIA

¿Eh?... ¿Quién es?


Manotea papel higiénico para secarse los ojos.



MADRE DE GLORIA

¿Quién va a ser? Yo.



Él termina de secarse los ojos, pero no consigue dejar de hipar.


PADRE DE GLORIA

¿Y cómo hago?


MADRE DE GLORIA

Es igual a cuando nos llama ella.
Pero ahora, en la Unión Telefónica,
sos vos el que pedís la llamada.



Él sale del baño. Se esfuerza por mantener bien abiertos los ojos para que no se note que están inflamados.


PADRE DE GLORIA

No estaba llorando.




ESCENA 20
INTERIOR – UNIÓN TELEFÓNICA / DEPTO DE GLORIA Y XISCO – DÍA
En esta escena veremos alternativamente al padre de Gloria y a Xisco que hablan por teléfono.
En la sala de espera de la Unión
Telefónica vemos al papá de Gloria sentado en una silla (se ha llevado un par de cuadernos de su hija para mitigar la espera). Es la única ocupada en la fila de cuatro que está contra la pared. La empleada lee una revista.
El papá de Gloria encuentra una notita suelta entre las hojas del cuaderno. La abre. Lee: “Es que te veo a vos nada más y me atrudo... me adutro... me artudo... me outrd... me aturdo”.


PADRE DE GLORIA

(Dirigiéndose a la empleada.)
Era muy divertida, mi hija....
Aparte tenía un problema
con las medias.


EMPLEADA

(Sin levantar la mirada
de la revista.)
¿Ehhmmmm?



En este momento, la consola comienza a emitir un zumbido.


EMPLEADA

¡Cabina uno, señor Dixit!
Entra en la cabina. Levanta el tubo.


PADRE DE GLORIA

¿Gloria?


EMPLEADA

No, soy yo: ahora le comunico.


PADRE DE GLORIA

¿Gloria?


XISCO

Hola..., no, Gloria no está.
¿Quién habla?


PADRE DE GLORIA

No escucho muy bien... Hola...
Soy yo, el papá de Gloria.
¿No está ella?


XISCO

No, no está.


PADRE DE GLORIA

¿Qué?... No escucho.


XISCO

(Haciendo bocina con una mano.)
Gloria no está,
se fue a Polonia.


PADRE DE GLORIA

No escucho muy bien...
Dígale que la extrañamos.
Que tuve una pesadilla
y que la extraño.


XISCO

Ella no está, señor Dixit,
se fue a Polonia
y yo estoy saliendo para Ibiza.



Estuvo por agregar: “Yo no tengo más que ver con ella”.


PADRE DE GLORIA

Lamento que no podamos entendernos...
Hágame el favor de decirle que yo llamé.
Que tuve un sueño horrible
y que esperamos que esté bien.
Le agradecería mucho
que le dijera eso de mi parte.
Adiós, muchas gracias.



Corta. Como puede, sale de la cabina y vuelve a sentarse en la misma silla. Abre el cuaderno en una página cualquiera:
“Vida de los peces. Hoy, la querida trucha.
La señorita me dicta: La trucha desova como cualquier pez. Sin embargo, ella elige remontar la corriente de los ríos caudalosos hasta que encuentra el lugar perfecto. Es decir, un lago tranquilo. La mayoría de las truchas llegan tan extenuadas que mueren una vez que desovan.
Hago un comentario: Algunos dicen que son suicidas, pero para mí es un acto de amor.
(Si tienen suerte, no las agarran los osos)”.



ESCENA 21
INTERIOR – DEPARTAMENTO DE GLORIA Y XISCO – DÍA
Vemos a Xisco aún junto al teléfono. A sus pies está el equipaje. Estaba a punto de salir para el aeropuerto cuando sonó la campanilla. Se toca, pensativo, la frente.




ESCENA 22
INTERIOR – CITROËN – DÍA
FRANCIA. A SESENTA KILÓMETROS DE LA FRONTERA
Gloria va manejando. Tom, con una navaja,
le saca punta a una madera. Las cortezas aterrizan encima del tablero o rebotan contra el interior del parabrisas. Restos sobre las alfombras de goma. Se ven.


GLORIA

(Molesta.)
Después hay que limpiar, Tom.



La conversación no es fácil, el ruido ronco del motor se come parte de los diálogos.


TOM

¿Eh?... ¿Qué decís, nena?


GLORIA

¡Pará de hacer eso!



Tom se ríe. Con sorprendente habilidad cierra la navaja y la guarda en un bolsillo del pantalón.


GLORIA

(Alza la voz
para que el motor no la ahogue.)
¡Y no me digas nena!




ESCENA 23
INTERIOR – CITROËN – DÍA
Ahora vemos a Tom, que maneja. Gloria dormita: la cabeza apoyada en la ventanilla. Su sueño se desliza, a veces, sobre el vidrio y otras rebota contra él. Todo al compás del ronroneo del Citroën. Tom la observa. Ahora voltea súbito la cabeza hacia el asiento de atrás (solo un segundo necesita) en dirección a la
bandolera de Gloria. Abierta, enseña parte de su contenido: el cuaderno de viajes, un rollo de billetes/francos (cuyo diámetro abarca el tamaño de un puño cerrado), el relojito de arena y una chalina azul, blanca y roja.




ESCENA 24
EXTERIOR – ESTACIÓN DE SERVICIOS – DÍA (17.00)
Vemos al Citroën que mete un rebaje y se encamina hacia la estación de servicio. Se ubica junto al surtidor de nafta.
Se bajan. Gloria abre la tapa del tanque y deja hacer al empleado.


TOM

(Empalagoso.)
Voy al baño, mi amor.



Gloria hace un gesto de contradicción. Apoya la frente en la luneta trasera del Citroën y comienza a darle contenidos cabezazos al vidrio.


GLORIA

(En voz baja.)
Cómo me equivoqué con este tipo.
Cómo me equivoqué con este tipo.
Cómo me equivoqué con este tipo.
Cómo me equivoqué con este tipo.
Cómo me equivoqué con este tipo.
Cómo me equivoqué con este tipo.



Paga la carga de combustible.


GLORIA

¿A cuánto estamos de la frontera?


EMPLEADO

A sesenta kilómetros, madame.


GLORIA

Gracias.
Y no soy madame, por suerte.


EMPLEADO

Me alegro, mademoiselle, me alegro.
En nombre de la especie
le agradezco que aún no
haya definido su estado civil.



A Gloria le da gracia la ocurrencia del empleado. Ha armado ya su postura corporal y mental para contestarle, pero se le acerca un niño.


NIÑO

Mademoiselle,
une monnaie s’il vous plaît!



Cuando Gloria comienza a orientarse hacia el niño descubre a Tom, en la cafetería, hablando por teléfono. Él la mira. (Más tarde, mucho más tarde, Gloria recordará que esa mirada de Tom le produjo escalofríos.) El niño sigue ahí y espera.


GLORIA

(Le da dos monedas.)
¿Podés hacerme un favor?:
te doy otra moneda.


NIÑO

Oui!


GLORIA

¿Ves a aquel señor que habla por teléfono?


NIÑO

(Gira para mirar.)
Oui.


GLORIA

Andá a pedirle una moneda...
(Como para ella misma.)
Quiero tantear el espíritu de aquel tipo.


NIÑO

Oui.


GLORIA

Si no te da no importa, te vas.
¿Entendés? (Le da otra moneda.)


NIÑO

Oui, oui.


GLORIA

Bueno, chau.


NIÑO

Adieu!



El chico se aleja al trotecito. Gloria lo ve entrar en la cafetería y acercarse a Tom. Terminó de hablar y ahora está acodado en la barra. No escuchamos el diálogo, pero el chico, supuestamente, ya ha dicho lo suyo. Tom niega con la cabeza. El chico insiste. Tom gira y le da la espalda. El chico se aparta de él. Busca a Gloria a través de los cristales de la ventana. Con el dedo índice
de la mano hace: “No, no”, y sale de la cafetería. Al pasar frente a Gloria, siempre saltarín, dice:


NIÑO

Adieu!


GLORIA

Adieu, niño, adieu.




ESCENA 25
INTERIOR – CAFETERÍA – DÍA
Gloria entra en la cafetería. Tom bebe una cerveza negra.


TOM

¿Qué se cuenta de bueno?


GLORIA

Nada.
¿Qué se va a contar de bueno, Tom?
No digas pavadas.



Gloria tira la bandolera encima de una mesa y se sienta en una silla. Tom trae su cerveza.


TOM

¿Me puedo sentar?


GLORIA

Mirá, Tom,
no sos un buen compañero de viaje.
O tal vez soy yo la que...
¿Por qué no sigue
cada uno por su lado?


TOM

¿Me vas a dejar varado acá,
mi amor?


GLORIA

(Suspira con resignación y fastidio.)
Llegamos a la frontera
y luego cada uno agarra su camino.
Yo sigo mi ruta hacia Wojtyla
y vos hacés lo que se te cante, ¿okey?



Tom desabrocha esa sonrisa cínica que a Gloria no le gusta nada.


GLORIA

Y escuchame otra cosita:
no me digas “mi amor”.
Si recién me conocés, Tom.
No gastes las palabras, por favor.
No las degrades.
Vos que sos actor tendrías que saber
el valor que tiene la palabra.



Tom intenta una sonrisa para apagar el fuego de esa sentencia, pero se le queda a mitad de camino. Por eso tiene todo el aspecto de una mueca.


GLORIA

Por otro lado,
yo no sería tu amor ni en pedo.




ESCENA 26
EXTERIOR – CAFETERÍA – TARDECITA
Salen de la cafetería. Caminan en silencio por el sendero de grava rumbo al pequeño hotel.


GLORIA

Mirá, vamos a tener
que dormir acá.
No quiero cruzar
la frontera de noche.


TOM

Me encanta la idea.



Solo se escucha el crujir de las botas sobre la grava gris. Un, dos, tres, cuatro pasos. Gloria se frena en seco.


GLORIA

Por las dudas.
Te lo digo por las dudas
que estés pensando algo:
habitaciones separadas, Tom.


TOM

¿Separadas?


GLORIA

Sí, el ‘amor libre’
lo experimenté en el sesenta y seis
con los beatniks.
Y ya está.





ESCENA 27
INTERIOR – HABITACIÓN – NOCHE
Tom está sentado en la cama. Fuma. Se refriega un ojo. No hay preocupación en él. Suena el teléfono. Se levanta de un brinco.


TOM
¡Hola! Sí, gracias...
¡Hola! (Ahora baja la voz.)
Cambio de planes.
Tienen que hacerlo
cuando crucemos la frontera.
Una parte está en su bandolera
y la otra en la maleta.
Listo... ¡Ah, esperá!...
No me ‘maltraten’ mucho a mí...
(Sonríe. Cuelga.)



Se echa en la cama. Lleva el brazo izquierdo hacia atrás y consigue una segunda almohada. Da la última calada al cigarrillo. Lanza la colilla contra la pared. La colilla cae al piso, encendida. No hay por qué alarmarse: el piso no es de madera. Por otra parte, acá no sucederá como en las películas, que un hecho azaroso puede librarnos del villano.




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